LA VERDADERA ETERNIDAD
La calle estaba vacía, con un suave murmullo de hojas movidas por el viento que hacía que se sintiera como si fuera tu propio ser el que estaba siendo acunado. El cielo rosáceo se extendía sobre mi cabeza y la pequeña luz del sol, tímida tras un cúmulo de dulces nubes, se asomaba
Leer más