Fabulare

por Feb 25, 2022

A las mujeres de mi vida

Prólogo

Este trabajo es el resultado final de un esfuerzo que se inició a finales del mes de septiembre del 2020 bajo el paraguas de la asignatura Mitología Grecolatina y Literatura Española de la Universidad de Alcalá.

Su peculiar título corresponde a la intencionada evocación de la evolución fonética del latín al castellano. “Fabulare” llega hasta nosotros como el verbo “hablar”, por lo que se establece así una vinculación entre dos realidades. Hablar siempre es fabular.

Bajo esa premisa se pretende otorgar un poema épico visual en el que se halle una reinterpretación de algunos mitos o se rescate del olvido a algunas diosas, titánides y ninfas. A través de una narración interrumpida, pues se inicia la historia “in media res” y se finaliza con una analepsis, la mujer se eleva como sujeto central del poema y se presenta sin artificios derivados del retoque fotográfico.

El carácter visual del trabajo encuentra sus influencias en el tenebrismo de los grandes pintores del siglo XVII, aunque no olvida el origen de la literatura europea, la Ilíada de Homero.

Canta, oh diosa, las hazañas de las mujeres

La aeda

La presente fotografía es un homenaje a las figuras ocultas de la historia de la literatura, las poetisas, y sus poemas perdidos.

 La aeda comienza este poema épico como Homero compuso el suyo. Su voz comprondrá las imágenes y fabulará sobre algunos mitos grecolatinos desde la particularidad visión de una mujer.

Perséfone

Perséfone fue raptada por el dios del inframundo. Deméter, madre de la joven, desató el caos y la miseria sobre la tierra, por lo que Hades decidió que la joven debía volver junto a ellas.

El astuto dios le entregó una granada sin decirle que por cada grano que comiera, estaría obligada a regresar al inframundo por un periodo de tiempo.

Perséfone es retratada como una joven ingenua en el instante previo a la ingesta del fraudulento fruto.

Deméter

La apenada madre sume a la tierra en el invierno hasta que Perséfone regresa del inframundo. La diosa se presenta bajo la ira del duelo.

Cloris

Esta ninfa, eternamente joven, fue raptada por Céfiro, el viento benévolo del Oeste, que le otorgó el imperio de las flores, por lo que su pelo se adorna con ellas.

Sostiene un hermoso girasol en su regazo como símbolo de la última ofrenda de la naturaleza antes de la llegada del otoño. 

La imagen crea así una paradoja entre lo perecedero, representado por el cambio de estación, y la inmortalidad de la joven Cloris.

Psique y Eros

Psique sopla el polvo de los ojos de Eros. Ella lo salva de sumirse en un sueño por toda la eternidad.

La prohibición de mirar se le habría impuesto a Eros, que habría abierto la caja que contendría el encargo de su madre, Afrodita. 

La diosa le habría exigido una tarea imposible para ganarse nuevamente su favor. Eros lo habría perdido al escoger a una mortal por esposa. 

El rostro del dios se mantiene oculto para centrar la atención sobre Psique y su gesto.

Afrodita

Sin juicio y sin Paris, una Afrodita urania se alza, sin disputa, como la más bella de todas las diosas, puesto que sostiene en su mano la manzana de oro que parece ofrecer a quien la observa.

Se crea un diálogo entre lo fotografiado  y el observador.

Hera

La reina del olimpo es retratada con la mirada propia de la desconfianza. Sobre su cara se posan las plumas de Argos, que oculto a la mirada del espectador, parece contarle una nueva infidelidad de su esposo.

Eco

La ninfa, a la que Hera condenó a repetir la última palabra que la dirigieran, se enamoró del imprudente Narciso.

Este se burló de su desgracia y Eco le mostró su reflejo hasta que se consumió dejando una flor por cadáver.

Rea

La poderosa titánide envuelve la piedra con la que engañará a Crono, el padre de sus hijos, que no cesaba de devorar a sus vástagos por temor a ser depuesto por ellos.

Rea obligará a Crono a regurgitarlos. Su mirada y sonrisa revelan su meditada venganza.

Nix y Hemera

Madre e hija están condenadas a verse sólo al amanecer y al anochecer. Nix, de avanzada edad, es abrazada por la joven Hemera como símbolo del alba.

Agradecimientos

La aeda: Piedad Algobia Mata

Perséfone: Andreea María Morar

Deméter: Oriana Belén Baraisi

Cloris: María Carpintero Herrero

Psique y Eros: Sheila Fernández Martín y Rafael Carpintero Toscano

Afrodita: Irene Blanco Domínguez

Hera: Paz Sanmáximo González

Eco: Aitana Mejías

Rea: Milagros Toscano Alarcón

Nix y Hemera: Eloísa Toscano Alarcón e Inés G. Sanmáximo

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