Lola

por Mar 11, 2022

En tus ojos encuentro el mar.

Eres como un río de esperanzas,

que acumula tempestades.

En tus pechos, escucho tus silencios,

y hablo con ellos, para recordar,

tu cuerpo de tierra, y tus corrientes marinas

en la flor del desierto.

Tu boca, hecha caracola de mar,

me arrulla en la cuna del tiempo.

Eres un instante, una revelación austral,

en el limbo de mi memoria.

Camino por tus huellas, hechas de silencio.

A la sombra del carro, de la hoz y de las piedras se escribe tu historia.

Me arrodillo ante el dolor,

de los que ya no están con nosotros.

y cierro mis ojos de agua,

que me ahogan en la tristeza de cada día.

No sé cuántos cadáveres, construyen nuestra historia.

Nuestras arrugas son el cordón umbilical,

que nos ata aquí y allá.

Beberemos en el cáliz,

de las oscuras felicidades,

que duermen en nuestro lecho.

Abrazo tus dedos de cadenas, la sal de nuestras estatuas,

mirando a lo infinito.

Hay encrucijadas, que son caminos sin vuelta.

Yo no sé por qué arrastro tanto dolor conmigo.

No se amor por que me duelen tanto,

los cuerpos ajenos, las historias reprimidas.

No sé por qué soy piel del mundo,

preso como raíz de tierra.

¿Y el cielo? ¿Dónde estaba el cielo?

cuando acostados sobre la hierba,

mirábamos en el infinito las estrellas.

Todas tenían nombre,

pero la más bonita, se llamaba Lola.

Ahora solo quiero,

despertar amaneceres,

al cobijo de tus besos,

volver, aunque no pueda,

a nuestra primavera.