homicidio negligente
había un nombre pegado a mi lengua,
pero se ha borrado con lágrimas lentas;
ya no recuerdo si eras capicúa,
ya no recuerdo si te gustaba la luna.
había un nombre pegado a mi lengua,
pero se ha borrado con lágrimas lentas;
ya no recuerdo si eras capicúa,
ya no recuerdo si te gustaba la luna.
…Esperaba fumando Marcos enfrente del hotel. Yo acababa de llegar a Santander con retraso y, como nuestra forma de comunicación había sido por carta, no había podido avisarle a tiempo. «Acabo de llegar», le dije. «Cuánto retraso, podrías haberme llamado si querías descansar, que para algo nos dimos los teléfonos…».
Leer más¿Hay alguien aquí que me reconozca? Alguien que pregunte: “¿Quién eres tú?” “¿Qué
edad tienes?” Arrastro la voz, arrastro las palabras. Me quedo quieto. Siento que cambio
de piel. No puedo encaminarme a ningún otro sitio, sin los amigos que me dijeran qué
hacer. Me siento atascado.
El sabor de los labios de Silvia, una mezcla de vino y tabaco, lo habían dejado con media erección en el pantalón y unas ganas locas de seguir. La despedida se había extendido: el primer beso devino en otro, siguieron las manos y los dedos. Si las cosas no escalaron fue porque, a pesar de la soledad que propiciaba el frío del invierno madrileño, algo de pudor sobrevivía incluso a esa hora de la madrugada.
Leer másVivo, vivo a la vez que muero, escondida
Hace tiempo no sé quién soy, no tengo recuerdo
Sueño con ser yo, me despierto y todo es pesadilla
Sé que me buscan, ¿y si mi vida entrego?
el Mundo yace dormido,
en el sueño de Orfeo
ha caído,
Era una mañana de invierno en una sala penal,
en la armadura judicial del centro de justicia provincial.
El frío se colaba por entre argumentos rebuscados,
mis incoherentes tesis y el sutil aroma de tu sello
o la estela que dejaste de regalo en el ambiente.
un día me levanté, respiré
y fui redondilla,
destilé amor y pasión,
emané elixir,
perdí la razón
y la vida.
Abrió su botella de Jack Daniel’s, Frank Sinatra
y luego de beberse un largo trago dijo:
“This is a gentleman’s drink”
así que yo muy alegre me serví un trago inmenso
uno muy gigante que rebosaba del vaso
Sobre la mesa tuya
he visto iluminarse tus ojos,
como luces de almendro.
Tus ojos amarillos, tus ojos de niebla.
Tu corazón de cachiporra,
brincando por las paredes todas,
desangrándose en versos,
que guardan luto bajo tu sombra.