Filosofía y Literatura. Entrevista a Aurora Freijo Corbeira

por Sep 29, 2023

Filosofía y Literatura. Entrevista a Aurora Freijo Corbeira

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Fotografía: Antonio Jiménez

Aurora Freijo Corbeira (Madrid, 1965) es escritora y profesora de Filosofía. En su haber de publicaciones filosóficas se encuentran, entre otros, el libro para niños Cuidado, Sócrates se acerca (2016), los ensayos Perdidos para la literatura (2012) y Tanta luz. Pasolini (2015), y la traducción de los Ensayos de Teodicea (2015) de Gottfried W. Leibniz o El sueño del centauro. Conversaciones con Pier Paolo Pasolini (2022) de Jean Duflot. En el plano literario, además de dirigir la editorial Las migas también son pan, ha publicado en Anagrama las novelas La ternera (2021) y Cuerpo vítreo (2023). Asimismo, colabora en diferentes medios como Ápeiron, Bollettino Filosofico, Letras Lacanianas, Quaderns de Versàlia, Tres en suma y El País, donde escribe en la sección «Tribuna» de éste último.

Desde Contrapunto quisiéramos agradecerle que nos haya concedido esta entrevista. En primer lugar, destaca la abundante cantidad de referencias filosóficas que se pueden encontrar en esta novela. ¿Cómo influyó su formación en Filosofía en su escritura?

Absoluta y definitivamente. La Filosofía y la escritura literaria están absolutamente imbricadas la una en la otra. Yo no podría haber escrito sin estudiar Filosofía, o no podría escribir así. Por un lado, porque la Filosofía se enreda e investiga en los temas fundamentales, los ontológicos, que son el amor y la muerte y por supuesto, cualquier derivación que queramos de ellos: la razón, la pasión, la existencia, etcétera. Pero, por otro lado, porque entiendo, con todo el afecto que me une a la Filosofía, que a esta le faltan palabras para decir realmente lo que quiere decir. Creo que es la escritura, y sobre todo la escritura poética, la que realmente habla de nuestra naturaleza. Dicho lo cual, esto no supone ningún menosprecio de la Filosofía. Declaro que yo no podría vivir sin ella. Llevo estudiando Filosofía desde que tenía dieciocho años y no he parado desde entonces. He investigado y publicado filosofía. Una llama a la otra y cada una tiene su momento.

No es la primera vez que una filósofa escribe una novela. Véase, por ejemplo, El mar, el mar de Iris Murdoch. Sin embargo, los filósofos son considerados numerosas veces como unos advenedizos en el campo de la literatura. ¿Es esto así? ¿No podría ser al contrario: que los filósofos sean necesarios?

Creo que a nadie se le puede considerar advenedizo. Filosofía y Literatura deben crear un magma, una continuidad, y el filósofo y literato deben escribirse en ella en la manera en que quieran. No es del todo frecuente que los filósofos escriban literatura. Es verdad que algunos lo hacen, como tú señalas. Recuerdo ahora que Cioran, al que nunca sabemos situar en la Filosofía o en Literatura, nos invitaba a decir adiós a la primera. Sugería que ninguna página de filosofía podría igualarse a una exclamación de Job, el terror de Macbeth o a una cantata. Yo no diría tanto, pero tengo muy en cuenta las palabras de este autor, quien, por cierto, nunca dejó de escribir filosofía. Creo también que convendría recordar aquello de Wittgenstein acerca del silencio a propósito de lo que no podemos decir, pero precisamente para abrir con esta consigna el lugar precioso de la literatura.

En este sentido, su estilo de escritura en la novela se caracteriza por su profundidad y poesía. ¿Cómo equilibra la exploración filosófica con la narrativa literaria para crear una experiencia de lectura impactante?

En esto de la lectura o la escritura impactante, o quizá diríamos mejor oportuna o certera, tengo muy en cuenta las sugerencias de Gadamer sobre este asunto. En uno de sus conocidos escritos reivindica la palabra poética como aquella que dice con precisión nuestro ser. No cualquier palabra poética, sino aquella que podríamos llamar metafísica. Quizá podríamos traer aquí la palabra poética de Celan. Se trata de una palabra alejada de las habladurías, adelgazada, de una palabra depurada que dice en tanto en cuanto está rodeada de silencio. En ese sentido, podríamos recordar también a Jabes: son los blancos entre las palabras los que realmente dicen. Por eso soy muy partidaria de depurar la escritura hasta dejarla en los huesos, de llevarla casi al silencio. Pizarnik apunta algo así en algunos de sus poemas.

En la novela, se mencionan varias figuras mitológicas. ¿Es esto una manía de los filósofos? ¿Cómo utiliza estas referencias para profundizar en los temas filosóficos de la obra?

No he buscado intencionadamente las figuras mitológicas para traerlas a mi literatura. Han llegado, al menos aparentemente, de modo casual. Sin embargo no es extraño, dada la potencia narrativa que poseen. Los dioses griegos son terriblemente humanos, fracturados y a la vez poderosos. Son perfectos para tenerlos como interlocutores. Y, además, son arbitrarios. La respuesta perfecta para el sinsentido en que consiste vivir.

Para terminar, ¿podría compartir algún pasaje o cita de la novela que considere particularmente representativo de la fusión entre Filosofía y Literatura que busca lograr en sus obras?

Creo que cualquier lector filósofo encontrará múltiples referentes a la Filosofía, que como antes decía, no han sido buscadas a propósito, sino que han salido de mi mano casi inconscientemente. Yo siempre he sido bastante descreída de la lógica y, sin embargo, hay un fragmento en el que la protagonista está en el pozo de la angustia ante su posible ceguera e invoca a los silogismos a la vez que pide clemencia a los dioses. Creo que es la conjunción perfecta de la filosofía más analítica con la vitalista o irracionalista.