Azul
Azul
Suena un rumor
bajo el manto azul fuego
que en el pecho arde.
Las estrellas blancas,
como copos de nieve,
ruedan entre la luna y el horizonte.
Se mueven las hojas de brisa,
mientras un bebé llora y llora
en lo alto de la colina verde.
Su corazón se encoge,
sus pulmones se hacen grandes.
¡Ay, lo que daría él
porque quien más ama
fuera a buscarle!
Su madre lo escucha,
le desgarra el corazón
tener que soltarle.
Se da la vuelta,
solo unos pasos,
y, de lejos,
se vuelve a mirarle.
Corre por él,
corre, corre y se arrodilla
hasta abrazarle.
El niño se calma,
el niño ya no llora.
El niño ya está con su madre.
En sus ojitos se refleja
cuánto de menos la echaría
si allí le dejase.
Sus manitas se enganchan en su pelo
y ella, con delicadeza, le besa la frente.
Ella le canta,
ella le mece.
Entre sus brazos lo coge,
entre sus brazos lo duerme.
Ella se tumba en la hierba,
la luna le sonríe.
Ya el dolor no lo siente.
Porque le ha curado,
desde ahora y para siempre,
el amor que le tiene su hijo,
y a él, el amor de su madre.