Lunares
Lunares
Piel con piel.
Beso tras beso.
El tacto de su boca
en los recovecos del cuerpo.
Aire frío.
Atmósfera de calor
o de amor,
como prefieren cantar los poetas.
Y una imagen.
Una sola imagen.
No es del cuerpo,
este ya se ha ido.
Tampoco la cara
ni la alcoba
ni las mantas.
Solo queda
la imagen
de sus lunares.
María Arrais