Los comienzos siempre son difíciles
Los comienzos siempre son difíciles
Los comienzos siempre son difíciles, sobre todo, en el mundo de la cultura y del arte. Cualquier músico, escritor, poeta, cineasta, actor, sin un nombre relevante en el panorama cultural sabrá de lo que se está hablando en este artículo. Un anónimo individuo puede albergar dentro de sí un talento inmenso, pero sin tener una figura célebre consolidada es muy complicado que pueda llegar a la cima. Muy poca gente logra incorporarse en el corpus artístico nacional. Recientemente, he leído una novela llamada Como un Rolling Stone (2017), de José Antonio Soto Cruz. El libro nos cuenta la historia de un joven guitarrista andaluz, cuyo antropónimo no se enuncia a lo largo de todo el texto, que viaja a Madrid para cumplir su sueño: lograr vivir de la música. El protagonista ama la música, el Rock and Roll, por lo que su pretensión siempre había sido seguir luchando por su objetivo.
En Como un Rolling Stone, las referencias a grupos y canciones famosos de este género musical son muy numerosas, pero la historia no trata sobre la fama, sino de lo contrario, de los complicados inicios en el mundo del arte. Nuestro sujeto alternaría su precario trabajo de músico en locales, bares, en los que era principalmente ignorado, y en el Metro de Madrid; con oficios mal remunerados, como el de reponedor en un supermercado. Acorde avanza la trama, otros colegas suyos pierden la ilusión por su sueño y deciden desistir de conseguirlo. El protagonista, enamorado de otra artista intelectual, se niega a rendirse, pero la lejana consecución de sus objetivos y la presión negativa de sus compañeros dejarán huella en su férrea mentalidad.
El ejemplo que nos propone Soto Cruz en Como un Rolling Stone puede ser llevado a otras facetas artísticas. En literatura, el ámbito que yo más conozco, existen miles de novelistas, poetas y dramaturgos de una grandísima calidad y un nivel excelente, pero, al no ser conocidos, las grandes editoriales deciden no apostar por ellos. Estoy convencido de que hay talentos extraordinarios ocultos a los que se les priva la oportunidad de brillar por su anonimato, por ser personas normales y corrientes. En cambio, personas como Mariano Rajoy, Paz Padilla o youtubers como ElRubius o AuronPlay sí son aceptadas por las grandes empresas editoriales, por tener un nombre. La calidad que presenten sus escritos, posiblemente, no sea de gran nivel literario o ensayístico, pero para los editores son muy atractivos, con el fin de obtener un mayor número de ventas. De esta manera, creo, estamos perjudicando un posible futuro de gran talento en nuestras letras.
Muchos artistas, como le sucede al protagonista de Como un Rolling Stone, al no notar avances ni éxitos en sus carreras, muy probablemente decidan abortar en el camino de la vida que ellos mismos han decidido crear. Vivimos en una sociedad en la que es muy difícil hacerse un hueco en el panorama nacional. Las grandes empresas (televisivas, cinematográficas, musicales, editoriales) apuestan por personas célebres, que les puedan proporcionar una mayor publicidad a ellas mismas. De este modo, no se está fomentando el arte, sino el propio interés económico. Lamentablemente, muchos artistas están destinados a caer en el olvido, pero siempre quedará un hilo de esperanza en la gente que cree en este tipo de personas, en estos creadores bohemios.
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