Historia de una catarsis. “Leña menuda”, de Marta Barrio
Historia de una catarsis. “Leña menuda”, de Marta Barrio
Marta Barrio, Leña menuda
Barcelona, Tusquets
315 páginas, 18,50 euros

Leña menuda, la segunda novela de Marta Barrio (New Haven, Estados Unidos, 1986), ha supuesto un golpe en la mesa para la narrativa hispánica contemporánea. No sólo por la obtención del prestigioso Premio Tusquets de novela, sino porque el galardón ha recaído en un texto que sitúa el foco en un asunto que exige una reflexión social de urgencia: el aborto y el poder de decisión (propio y ajeno, individual y colectivo) sobre el cuerpo femenino.
Las seis partes que conforman la obra constituyen las progresivas fases del descenso a los infiernos más traumático al que se ha de enfrentar una mujer, la interrupción de un embarazo a causa de la malformación del feto detectada en avanzado estado de gestación y el viaje a otro país para llevar a cabo la intervención ante la falta de protección de la legislación española. El relato está escrito en primera persona, pero se trata de una obra de ficción construida a partir de testimonios recogidos por la autora y sobre los cimientos de una amplia documentación.
La homodiégesis resulta fundamental para comprender el significado y la valentía del texto. El punto de vista narrativo es aquí una declaración de intenciones: sólo importa la perspectiva de la protagonista ante el acontecimiento (denominación, referencia evidente a Annie Ernaux, con la que se hace referencia al aborto durante la novela) y el modo en el que sobre ella y su cuerpo recaen las miradas de los demás personajes durante el embarazo y tras la pérdida del niño. Desde el patetismo desbordado de la madre al abandono repentino de la infantilización de la joven en su entorno laboral, la primera persona narrativa permite ahondar en la inmadurez social para abordar el papel de la mujer como gestante y como madre, y en los tabúes, el desconocimiento y la incomprensión del embarazo y sus consecuencias para el cuerpo femenino desde lo físico y lo psicológico.
Es reseñable, en este sentido, la relación (y la evidente antítesis simbólica) entre la protagonista y el personaje de B., prima segunda, amiga íntima suya y referente para ella en lo personal, lo profesional y lo estético. B., trabajadora en el Parlamento Europeo de Bruselas, bella, inteligente y cosmopolita, acompaña a su prima durante la intervención. Su aparente imagen de éxito a ojos de la protagonista contrasta con su inhabilidad para comprender y gestionar la situación, que culmina en el derrumbe sufrido en la sala de partos frente a la triste e irremediable madurez de la narradora.
Así pues, la novela discurre desde la alegría al descubrir el positivo en el test de embarazo al proceso de duelo perinatal. El relato se desarrolla a través de un interesante guiño metaficcional, el cuaderno de tapas amarillas que la narradora lleva consigo, y en el que da testimonio de su terrible experiencia. Encontramos, por tanto, una referencia al motivo de la escritura como medio para comprender el mundo y al poder sanador y catártico de la palabra: “Escribo este relato para dejar constancia, y para poder dejar atrás, de alguna manera, este episodio de mi vida. Olvidar no, olvidarlo es imposible. Pero sí atenuar el dolor. O comprenderlo, disecarlo, desmenuzarlo” (p. 288). En el cuaderno, y por ende en el libro que el lector tiene entre sus manos, quedan reflejadas algunas de las imágenes más impactantes de la obra, como el momento en el que la protagonista empeña el reloj de su abuela para costearse la operación, o el sobrecogedor instante en el que deshace el arrullo en el que le han entregado a su hijo sin vida para poder así observarlo y despedirse.
Este juego metaficcional no es la única muestra de los vastos conocimientos de literatura de la autora. Los capítulos ficcionales se intercalan con otros escritos entre corchetes en los que se incluyen digresiones sobre mitología grecolatina y oriental, referencias a textos ensayísticos y literarios (la mayoría de ellos, además, escritos por mujeres, desde Mary Shelley a Svetlana Alexiévich) y reflexiones sobre conceptos relacionados en mayor o menor medida con el argumento de la novela. El tema de la maternidad y el aborto desborda, por tanto, la ficción, y las voces que acompañan a la de la narradora complementan y redondean una obra cargada de cultura y compromiso. Pero, ante todo, revelan la necesidad de poner palabras a una realidad olvidada.
La pulcritud retórica, el lirismo inmenso y la pincelada suelta que caracterizan la prosa de Barrio acentúan la tristeza del relato. Leña menuda es una sacudida emocional individual que mira hacia lo colectivo, una novela descarnada y cruda, como todos aquellos textos que nacen de la urgencia de encontrar respuestas en la escritura y de la valentía para mirar de frente y sin miedo a las grandes heridas de una sociedad.
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