“El pulso del río”. Una poesía repleta por quizás. Entrevista a Isabel de la Cruz

por Jun 16, 2023

“El pulso del río”. Una poesía repleta por quizás. Entrevista a Isabel de la Cruz

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Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la UAM. Artista multidisciplinar, actualmente coordina el Club de Poesía Carmen Conde en Collado Villalba.

En la mayoría de ocasiones cuando me encuentro frente a un poemario, me gusta preguntar al autor cuáles han sido y son los referentes literarios que le han llevado a plasmar su inspiración por medio de la poesía. ¿Cuánto le debe El pulso del río a estos modelos de poetas?

Se habla mucho en poesía de que para tener sitio en el Parnaso de los poetas es imprescindible tener una voz propia, pero creo que eso es imposible ignorando la tradición poética, y eso indudablemente nutre la voz de uno, moldeándola. Ya Quevedo aludía a este tema cuando decía que no podría privarse del placer de ‘escuchar con los ojos a los muertos’. Y yo, añado modestamente, ‘a los vivos’. Por suerte nosotros podemos escuchar con los ojos a poetas maravillosos que nos han dado toda la cuerda que hemos necesitado, no ya solo para escribir, sino, también para vivir. Así se me vienen a la boca Octavio Paz, o José Hierro, o Benjamín Prado, o Cernuda, o Blas de Otero, o Carmen Conde, o Lorca, o Claudio Rodríguez, o Rosales; o clásicos como Manrique, Lope, Garcilaso o el propio Quevedo; poemas de Rosalía de Castro, Espronceda, Pizarnik, Byron, Baudelaire, Erica Jong. O poetas que persigo como Aleixandre, Huidobro, Ángel González, Ida Vitale, Whitman, Vilariño, Urceloy… Así podríamos estar eternamente.

El pulso del río se trata de un título muy acorde al conjunto de poemas que comprenden el poemario. ¿Definirías el río como el elemento principal que vertebra la mayor parte de las composiciones de tu obra?

Sí, exactamente. En el poemario se apuesta por un diálogo interno del yo poético con ese río que sigue un camino ya establecido y aceptado, paralelo y ajeno al dolor que deja en el transcurrir de nuestras vidas.

Y en consonancia con la anterior pregunta: ¿crees que desde la crítica literaria podríamos considerar el río como un elemento poético representativo del devenir y fluir temporal sin necesidad de relacionarlo con otros elementos? ¿O piensas que es mejor clasificarlo como un constituyente más complejo y multifuncional, que depende de otros constituyentes para cobrar su significado completo?

La verdad es que, así dicho, veo muy acertadas ambas interpretaciones. El agua tiene un intrincado y múltiple significado en mis poemas, tanto como agua primigenia, fuente de vida y gozo, liberadora, como incluso irremediablemente terminal y desesperanzada. El río funciona como corriente libre que no admite acotaciones ni remansos, que como la vida es imprevisible y veloz… ; río, por supuesto, manriqueño.

En un gran número de ocasiones aparecen menciones a personajes de la mitología grecolatina que transportan al lector a una época con una implicación más onírica e irreal. ¿El objetivo de jugar con elementos y constituyentes que atan la poesía al presente y la transportan al pasado tiene que ver con lo onírico que tan presente tienes en tus poemas?

No creo en una línea temporal pasado, presente, futuro… No creo que exista siquiera el presente más que como un accidente entre el pasado y lo que será después. Tampoco veo una raya real divisoria entre lo real y lo soñado, quizá, acaso, sí una realidad tamizada por una inquietante visión órfica. O, quizá, el paso del tiempo me va volviendo de la opinión de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor.

En cuanto a la estructura, me gustaría preguntarte por la técnica de escalonamiento. ¿Cómo se te ocurrió usar este aspecto visual? ¿Piensas que esta nueva estética dentro del género poético implica una mayor conexión entre el poema y el escritor? ¿Es más complejo escribir poesía así?

Nada, o casi nada, hay por inventar después de los istmos del XX, pero gracias por el cumplido. Como persona hipersensible, que además intenta ser artista plástica, me resulta difícil sentir con un solo sentido, de ahí mi necesidad de expresarme utilizando recursos visuales también en los poemas… Además, resulta casi imposible hablar del río y no dejarse fluir, ¿no crees?

No sé cómo lo vive el lector, pero a mí también me facilita el recitado.

Finalmente, me gustaría hacer una mención a los segmentos paratextuales que aparecen en tu poemario. Primero, sobre los fragmentos de autores que representan a cada poema: ¿por qué los elegiste? ¿forman parte de tus referentes literarios de los que hablamos anteriormente o simplemente son fragmentos que están asociados con la esencia de cada uno de los poemas que has creado?

Por supuesto todos los fragmentos elegidos son de poetas y poemas que me gustan especialmente. Es mi pequeño homenaje a su valioso regalo. No ha sido fácil decidirse por unos u otros, pero la verdad es que como este libro se ha ido gestando desde mayo de 1990, a la muerte de mi hermano, con su consiguiente evolución/involución, he tenido tiempo sobrado para elegirlos, e incluso cambiarlos, sobre la marcha. No en balde afirmaba Ida Vitale: ‘Las palabras son nómadas; la mala poesía las vuelve sedentarias’.

En cuanto al otro tipo de segmentos, quería centrarme en las notas preliminares escritas por Blanca Navarro, donde se define la poesía como el instrumento que actúa cual espejo de las palabras y el lugar en donde todos los seres humanos nos sentimos una sola unidad. ¿Cómo definirías tú el término poesía?

Permíteme agradecerte, en primer lugar, esta oportunidad que le has dado a mi poemario de ser visto desde esta perspectiva. Ha sido un placer contestar a todas tus reflexiones. Y espero que no sea la última vez.

Quizá para mí existe una universalidad en el lenguaje, que lo envuelve todo, y así se constituye en el verdadero centro del ser humano. No me refiero a la lengua en particular, o idioma, sino al lenguaje como capacidad de comunicación. Y de eso trata la poesía, de comunicar sentimientos, de conmover comunicando. Blanca Navarro la compara con un espejo; para Mariana Feride es manantial…, para mí es la música de las palabras.