Huerta de San Vicente
Huerta de San Vicente
Sobre la mesa tuya
he visto iluminarse tus ojos,
como luces de almendro.
Tus ojos amarillos, tus ojos de niebla.
Tu corazón de cachiporra,
brincando por las paredes todas,
desangrándose en versos,
que guardan luto bajo tu sombra.
Tu sonrisa de infancia
asesinada a dientes, se sienta en tu alcoba.
Sobre la mesa tuya…
hay llantos que brotan,
lágrimas de Querubines,
en nubes de hojas,
donde una sábana blanca,
envuelve tu boca,
que se atrinchera en tu muerte
de dientes y de horas,
y las campanas todas
tocan a muerto en el viento
donde las nubes lloran.
Tu suspiro en San Vicente,
es una noche de ronda,
que cantan por las cigarras,
y viaja en las norias,
donde el agua de las acequias
todos tus versos nombra.
En la alacena descansa
tu corazón de mariposa.
En la almohada de tu cuarto,
te acecha la mano loca.
Es la envidia de tu alegría,
que como una saeta te ahoga.