Infame amor

por Nov 19, 2021

Infame amor

por

LUIS

Hola, me llamo Luis. Tengo 25 años y desde que tengo uso de razón me ha tocado lidiar con problemas en mi vida. Cuando era pequeño, mis padres me obligaron a ir a terapia porque sufría bulling en el colegio, y a medida que he ido creciendo he creado una coraza que no me permite salir de ese bucle constante, donde lo único que me viene a la mente son mis compañeros de clase riéndose de mí. Mis padres decían que yendo podría liberar y perdonar todas las cosas malas que me hicieron. Lo que ellos no sabían es que ya nada podía cambiar. Fui creciendo y cada vez iba menos a las clases de terapia, y los días que iba me aislaba en una esquina leyendo esos libros de poesía que tanto me gustaban, ya que era lo más cerca al amor que iba a estar. La poesía me enfrascó en un mundo paralelo, lleno de ese amor y sentimiento que necesitaba. Cuando apenas tenía 16 años, hizo de mí un chico sentimental y apasionado. Resultaba gracioso, ya que en mis años de vida no había tenido ninguna novia, aunque lo que no sabía era que eso iba a cambiar pronto… Un día cuando me dirigía a mi esquina habitual me crucé con Laura. No la conocía de nada, pero había algo en ella que me hacía quererla conocer. Al principio no hablábamos, hasta que nos tocó ir a la misma clase de terapia. Ahí me di cuenta que no era tan perfecta como yo me pensaba, pero eso no me suponía un problema ya que hacía que me gustase más y me interesase más por ella. Empezamos con un simple hola, y terminamos quedando todos los días para ir a tomar café antes de comenzar nuestro día.

Laura era preciosa, tenía pequeñas pecas en sus pómulos, sus ojos eran grandes de color marrón, su cabello era lacio y rubio… me entendía perfectamente y eso hacía que me gustase más. Poco a poco mi vida iba teniendo sentido, conseguí quererme y valorarme más. Empecé a amarla tanto, que todo lo que sentía por ella dio como resultado que no me diera cuenta de la cruda realidad. Laura era una chica mentirosa y con pensamientos y actitudes siniestras y algo preocupantes.

Al principio de la relación todo era precioso, como las historias y poemas que acostumbraba a leer. Hacíamos planes todos los días, le presenté a mis amigos, a mi familia… Hasta que poco más de tres meses de relación empezó a ocultarme cosas. Le preguntaba sobre ella, su familia, amigos… pero siempre cambiaba de tema y no me respondía nunca. Intenté ir poco a poco ya que entendí que quizás ella necesitaba más tiempo para enamorarse de mí. Cuando llevábamos algo más de un año, decidimos alquilar un piso e ir a vivir juntos, lo que yo no sabía es que me iba acercando cada vez más a mi infierno.

Un día recibió una llamada inesperada y cuando colgó salió de casa algo alterada y sin explicaciones. Al cabo de varias horas volvió y dijo que no había pasado nada. Me pareció muy extraño ya que ella nunca recibía llamadas a esas horas de la madrugada, pero también recordé que nunca me habló sobre ella y su vida antes de estar conmigo, por lo que no le di más vueltas e intenté hacer como si no pasara nada. Pero cada vez se iban repitiendo más y más esas llamadas y esas escapadas de casa algo inesperadas. Por lo que un día me armé de valor y  decidí seguirla.

Un sábado de noviembre cualquiera, a las seis de la mañana empezó a hacer el mismo ritual que estuvo realizando días atrás. Se levantó en silencio, se vistió y salió por la puerta de nuestro piso. Esperé cinco minutos y salí tras ella con un nudo en la garganta, ya que no sabía lo que me iba a encontrar. Estuve andando tras ella media hora, pero no paraba en ningún sitio, ni se cruzaba con gente a hablar. Nada. Pensé que todo eran imaginaciones mías y cuando estaba a punto de darme la vuelta y volver a casa, ella giró bruscamente en un callejón y se metió en lo que parecía una librería.

¿Para qué quería ir un sábado a una librería? ¿Qué hacía una librería abierta a esas horas?Decidido a terminar mi plan, entré, y allí estaba ella, con unos ojos como platos que me miraban sin entender qué estaba sucediendo. Le pedí explicaciones de vuelta a casa, pero ella me miraba de mala manera y no me respondía. Estaba harto de sus actitudes, por lo que decidí que lo mejor que podíamos hacer era irnos a un lugar apartado de la gente. Estuvimos durante una semana en una pequeña cabaña en el bosque, donde lo único que teníamos a nuestro alrededor eran árboles y prados.

Pensé que eso reforzaría más nuestra relación y que al final lograría hacer que me quisiera de la misma manera que yo la quería a ella, pero sucedió totalmente lo contrario. Se pasaba días y noches en la cama durmiendo, y cuando despertaba solo decía que quería irse. Yo no entendía por qué estaba así si mi único propósito era reforzar aquella poética relación, y ella solo conseguía estropearlo más y más.

Ya se iba acabando nuestra semana en aquel sitio y cada vez se iba acercando más la hora de terminar lo que empezamos varios meses… Ese día me desperté, y ella ya no estaba a mi lado en la cama, por lo que me dispuse a llevar las maletas al coche y cuando fui a por ella, seguía sin aparecer. La busqué por toda la cabaña, me pasé horas esperando a que volviera y cuando al fin comprendí que no iba a volver, me fui. Dejé todo atrás, hice borrón y cuenta nueva. Quise deshacerme de todo lo que me recordaba a ella. Todos esos libros que le dediqué y leí ya no significaban nada. No paraba de recordarla, le di mi amor y no lo supo apreciar como me merecía. Todo lo que habíamos construido y vivido llegó a su fin…

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