La perdurabilidad del iceberg. “Love, death and robots”

por May 24, 2019

La perdurabilidad del iceberg. “Love, death and robots”

por

Love, death and robots

Creador: Tim Miller

Reparto: Scott Whyte, Nolan North, Matthew Yang King

Duración: 18 capítulos, 15 minutos (aprox.) c/u

La nueva serie de Netflix Love, death and robots constituye un deleite visual. Tiene un uso efectivo de la animación y cada historia entra en sintonía con su ejecución plástica. Ahora bien, no hay una verdadera novedad en los tópicos abordados.

A pesar de lo referido, la serie se siente fresca gracias a un elemento que ya había sido empleado en la ciencia ficción pero que aquí consigue un nuevo impulso: la brevedad. La reciente entrega recupera el consejo de Hemingway sobre el relato breve: la historia debe ser como un iceberg, solo expone el veinte por ciento de su cuerpo.

Así ocurre en “Fish night”: dos vendedores quedan accidentados en el desierto. En mitad de la noche comentan que ese territorio antes era un océano, su conversación desemboca en la sorpresa cuando los espíritus de las criaturas marinas surgen de la prehistoria. La metáfora del tiempo como una profundidad oceánica que, a simple vista, parece un árido desierto se renueva y el espectador reflexiona sobre la perdurabilidad del pasado.

Sin embargo, la fórmula no siempre da resultado. La serie también se propone encajar en el gusto medio. Aunque se trata de un género la mayor de las veces marginado, la obsesión de los creadores de Love, death and robots por triunfar con el público general conlleva a ofertas poco interesantes. Así ocurre en “Shape-Shifters”, el novum científico, una mutación genética que explica la existencia de hombres lobo, solo es excusa para reflexionar en torno a la necia necesidad de la guerra y la importancia de la fidelidad entre colegas masculinos. Muy diferentes son los cortos humorísticos. Algunos abordan el problema de la cultura guerrerista, otros la fatalidad intrínseca de la condición humana. En común tienen la mirada perpleja que se ríe de nuestras fallas. Uno de los más destacables es “When the Yogurt Took Over”. Un yogurt creado por un grupo de científicos desarrolla una inteligencia excepcional y domina el planeta, crea un modelo de gobierno que garantizará la felicidad humana y despega a nuevos destinos. Por supuesto, siempre es posible destruir futuros brillantes.

Love, death and robots no presenta anécdotas innovadoras sino que recicla con inteligencia relatos de vieja data. Me interesa revisar el capítulo “Good Hunting”. Se recupera una versión de la popular fábula asiática en torno a los espíritus del bosque: ciertos zorros tienen la capacidad de metamorfosearse en hermosas mujeres de las que los hombres se enamoran perdidamente. El giro interesante se consigue cuando se combina el mito con la colonización inglesa de China. Se recuperan las imágenes de la ciencia ficción del siglo XIX para reflejar un futuro alterno que denuncia la explotación colonial y el desastre natural que implica. Los temas se encarnan en el cuerpo del espíritu femenino. Las resoluciones revisitadas vuelven a ser efectivas gracias a la sugerencia.

El mejor logro quizás sea “Beyond the Aquila Rift”. La tripulación de una nave, debido a un error de navegación, atraviesa miles de años luz en la dirección equivocada. Llegan a una base en los extremos del universo donde consiguen viejos amigos que han adquirido extraños comportamientos. Al final descubrimos que están atrapados en un organismo extraterrestre que garantiza su supervivencia en condiciones inviables para la vida humana. Por eso mismo, su situación es indigerible, cada vez que el ente intenta exponerle la realidad, el capitán pierde la razón y debe volver a dormir para despertar a la misma simulación en la que cree estar con amigos en una base distante. El carácter cíclico y abismal al que son arrojados los náufragos es sugerido: revivirán la misma pesadilla una y otra vez, nosotros solo echamos un breve vistazo a su infierno.

Para cerrar me interesa destacar que este uso de la técnica de Hemingway solo es posible porque los temas de los cortos ya forman parte de nuestro día a día. El autor norteamericano sabía que el ochenta por ciento de un relato podía ser obviado porque respondía a lógicas intrínsecas que se activaban apelando a la curiosidad. Lo interesante es descubrir que estas historias, para algunos descabelladas y ridículas, ya tienen buen refugio en nuestras mentes. Desde hace tiempo, la ciencia ficción ha dejado de ser una novedad y una irregularidad. La serie abordada confirma algo que muchos ya han defendido: el género expone inquietudes fundamentales.