Culto al corazón abierto, “Destiempo”, Silvia Bardelás
Culto al corazón abierto, “Destiempo”, Silvia Bardelás
Silvia Bardelás, Destiempo
Traducción de Moisés Barcia
Madrid, Deconatus
224 páginas, 18,90 euros

Los pueblos y villas españolas son lugares en los que parece que el tiempo se ha detenido hace décadas dejando atrapados en sus inmediaciones tanto a sus gentes como a sus costumbres culturales. Esta desvinculación con respecto al tiempo real provoca que el pasado siempre se encuentre en el presente y crea una sensación de retención, de privación al progreso, que impide a cualquier persona moradora de dichos espacios creer en algo distinto a lo que en su infancia se le impuso. Silvia Bardelás (1967) se sirve de este fenómeno sociocultural para enmarcar la historia de este libro y aprovecha su dimensión para arremeter contra problemas que, por desgracia, no solo pertenecen a estos pueblos.
Nos situamos en algún lugar rural de Galicia donde Lois está visitando a su familiar Mati durante las vacaciones veraniegas. Él es un joven que estudia Antropología en Boston, ciudad a la que se mudó con su otra familiar, Estela. La primera cuestión que plantea el libro es el parentesco que los une, y el eje sobre el que se moverá toda la trama. Mati dio a luz en sus últimos años de fertilidad a Estela, quien se contrapuso a su figura materna al tener a Lois antes de ingresar a la universidad. Al tener un hijo a una edad tan temprana y vivir en un pueblo donde todo vecino es conocido, Lois creció teniendo a una madre por hermana, una abuela por madre y un padre ausente. Al mudarse a América, debido a que Estela conoció a un estadounidense, Lois finalmente entendió quién era su verdadera madre, lo que provocó un profundo trauma en su existencia que le haría cerrar el corazón durante toda su vida.
Este triángulo de personajes introduce y facilitan la acción. Lois, al volver a ver a Mati, la siente como una desconocida que le vendió una infancia que no era real a costa de que ella se sintiera una buena madre. Mati, por el contrario, no entiende cómo su nieto no está agradecido por todo lo que ella sacrificó por él y, además, recientemente ha abandonado sus creencias religiosas más tradicionales para cambiarlas por un nuevo discurso de comunión mundial impulsado por el nuevo cura del pueblo: Anxo. Estela simplemente se quiere mantener alejada del pueblo donde nació, un lugar que no pertenece al mundo en el que habita la que una vez fue su madre. Sin embargo, en este libro no podemos hablar de unos protagonistas cerrados, ya que su narrativa se presenta como una sola voz en la que todos los personajes conforman un conjunto homogéneo; es decir, hablamos de un protagonista colectivo que comparte las mismas incertidumbres. Incluso el propio espacio, gran condicionante de la conducta de los personajes, se podría tratar como un protagonista.
Todos ellos representan una pieza esencial para el transcurso de la historia: Eva, alma gemela de la infancia de Lois, es su parte paralela. Una vez se vuelven a unir descubren que él solo es capaz de ser feliz con ella, mientras que ella solo lo ve como algo efímero, algo que no puede trascender al futuro a causa del pasado. El cura Anxo es un cordero forzado a ser un pastor renegado que solo es capaz de creer en la palabra que predica a través de los ojos de Mati, su única fiel; la abuela de Eva simboliza la impasividad y el abandono vital; y Luisa, Carme y Sariña (amigas de Mati) son la viva imagen del miedo ante lo políticamente incorrecto de su época, pero, a su vez, personifican el deseo de romper con estos preceptos que aún tienen interiorizados.
De esta forma, toda la obra supone una crítica al catolicismo y al machismo que imperó en el pasado y que ha dejado su huella en el mundo actual. La religión se muestra como una creencia de fanáticos capaz de cambiar de máscara para seguir atrayendo a sus feligreses, pero sin llegar a convencer de verdad a ningún pobre diablo. Además, de ella se nutre el sistema patriarcal, responsable de alienar a todas las mujeres del pueblo para hacerlas sentir que no pertenecen a sus propios hogares y que su vida se limita a vivir para sus maridos.
Las vecinas del pueblo logran despertar de este letargo mediante el estudio de la filosofía y gracias a la congregación de reuniones en las que desafían a la visión convencional que el resto de la sociedad tienen acerca de ellas. Lideran una revolución dirigida a cambiar el mundo que se encuentra fuera de su propio mundo.
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