«Parásitos», la película de la que no podrás parar de hablar

por Abr 9, 2020

«Parásitos», la película de la que no podrás parar de hablar

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Parásitos, la famosa película surcoreana ganadora de 4 Premios Óscar, ha llegado para hacer historia. El filme, estrenado el 21 de mayo de 2019 en el Festival de Cine de Cannes, ha ganado hasta el momento 28 premios, incluyendo no solo los Premios Óscar, sino también Globos de Oro, Premios César y Premios BAFTA, entre otros. Además, es necesario destacar que se trata de la primera película surcoreana en llevarse la Palma de Oro del ya mencionado Festival de Cine de Cannes.

Con esta película, Corea del Sur vuelve a mostrar su éxito en el mundo del entretenimiento, avivando la ya conocida Ola Coreana o Hallyu Wave, el fenómeno de propagación de la cultura contemporánea surcoreana. Después de la fama de sus K-dramas, como Goblin, y del reciente despunte del género musical K-pop, con artistas bien conocidos en el panorama internacional como BTS o Blackpink, el cine coreano no desea quedarse atrás. Esta película parece seguir los pasos del filme Burning (버닝), del director Lee Chang-dong. Burning, al igual que Parásitos, fue presentada en el Festival de Cannes, en el año 2018 en este caso, y también compitió por la Palma de Oro, la cual perdió contra la película japonesa Un asunto de familia (Manbiki kazoku). Burning tuvo también un gran reconocimiento internacional, aunque mucho menor que el de Parásitos, por lo que podemos esperar grandes cosas del futuro cinematográfico de Corea del Sur.

En Parásitos, el director Bong Joon-ho nos muestra la vida de la familia Kim, una familia de clase baja obrera a la que le es difícil llegar a final de mes. Su vida da un giro cuando un amigo de Ki-woo (Choi Woo-sik), el hijo, se presenta en su casa para regalarle una piedra que según él les traerá riqueza y será atesorada por ello. El “efecto” de la piedra parece ser inmediato, ya que el propio amigo de Ki-woo le ofrece a este un puesto de trabajo como profesor particular de inglés para una niña de familia rica. Ki-woo no puede rechazar la oferta, y después de hacerse pasar por estudiante universitario es contratado en la casa de los Park. A partir de ese momento, todos los integrantes de la familia empiezan a trabajar para ellos, primero la hija, Ki-jeong (Park So-dam), luego Ki-taek (Song Kang-ho), el padre, y por último la madre, Chung-sook (Jang Hye-jin). Todo ello conseguido gracias a numerosas mentiras y artimañas. La familia Kim consigue entonces una felicidad que resulta ser solo momentánea ya que pronto se ven envueltos en una situación difícil de ignorar.

Al poco de haber empezado la película nos podemos dar cuenta de que se trata de una sátira social, una queja de la diferencia entre las clases surcoreanas, que podría ser extrapolada a otros lugares. Mientras la familia Park vive en una zona elevada, una casa espaciosa, con mucha luz, en un barrio tranquilo; la familia Kim vive en un sótano, con una iluminación pobre, hacinados como si de ratas se trataran y rodeados de gente en sus mismas condiciones. Hay muchos elementos en la película que muestran esta diferencia de clases, la iluminación es una de ellas, a la que se le suma el movimiento de la cámara, que va de arriba hacia abajo cuando muestra a los Kim, para denotar su inferioridad, y de abajo hacia arriba en caso de los Park, como si fueran seres superiores. Las escaleras también tienen un rol importante en este sentido, es necesario subir muchas para llegar a casa de los Park, y como es de suponer, se deben bajar muchas para llegar a la de los Kim.

Parásitos se trata de una película sumamente curiosa. Parece no haber malos ni buenos, cuando hay situaciones que los requieren. Aunque se centre en la diferencia de clases, es interesante ver cómo en este filme, el enemigo de la gente pobre es nada más y nada menos que la gente pobre. La familia Park es odiada a pesar de no hacer nada malo, y no solo por la familia Kim, sino también muchas veces por el espectador, el cual es incapaz de identificarse con ellos y sienten mayor compasión por la familia Kim. El odio aumenta según pasan los minutos. Bong Joon-ho, además, nos presenta en su obra una familia de clase baja un poco atípica, porque no solo son ellos lo más parecido a un villano, sino que también se les presenta con un intelecto superior que les permite timar a la clase alta, al contrario que la representación habitual de la clase baja como si fueran personas necias.

El aburrimiento no tiene cabida a la hora de ver de esta película. Una vez la empiezas no puedes parar de verla. Al principio resulta curiosa incluso tiene toques de humor bastante inteligentes. Pero de repente cambia y la historia se vuelve mucho más seria, llegando a causar angustia al espectador. Y es ahí cuando verdaderamente te engancha. Es una historia que parece plausible, podría suceder en la vida real aunque hay pocas posibilidades de ello, y eso, como seres humanos que somos, nos atrae. La fotografía es, por otra parte, impresionante, con escenas verdaderamente merecedoras de su profunda atención. Todo lo que aparece en cámara ha sido colocado meticulosamente para no discordar con la trama y al mismo tiempo dar al espectador pistas, que este no notará la primera vez que vea la película.

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