Atácame
Atácame
Atácame en contrapunto,
en el punto débil de la síncopa arrastrada
y con la punta del piqué afilada.
Envenéname con la tarantella,
con la locura de la sílfide
que desterraba la vida.
Píntame el plato de negro y
con sangre las alas.
Atácame.
Atácame cuando los arlequines rían
y los payasos lloren,
cuando se vistan de raso los tangos
y desplumen a los cisnes en el lago.
Atácame sin ligaduras
con un jeté atravesándome la espalda.
No dejes que me hipnotice el adagio.
Párteme en el cambré.
Atácame.
Atácame de nervio
y desposesión.
Atácame.
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