El ironista sentimental. “After Life”

por Jul 22, 2020

El ironista sentimental. “After Life”

por

After Life, 2019-presente

Creador: Ricky Gervais

Reparto: Ricky Gervais, Tom Basden, Tony Way, Diane Morgan, Mandeep Dhillon

2 temporadas, 6 episodios c/u

David Foster Wallace, uno de los principales escritores posmodernos, fue también uno de los grandes cuestionadores de la ironía propia de la posmodernidad. Su objeción a esta postura de los artistas contemporáneos no es difícil de comprender: si deconstruimos toda certeza y verdad, provenga de la razón o de las emociones, lo único que queda es el vacío. Era necesario, insistía el americano, abogar por una forma de sinceridad u honestidad, incluso si corremos el riesgo de ser percibidos como cursis o ingenuos. Aun así, quien lea los libros de este escritor reconocerá, por encima de todo, una ironía que desmonta la realidad, a veces, hasta el punto de la desesperanza. La paradoja permite formular una pregunta: ¿de dónde surge esta ironía? El ironista es, casi por definición, un escéptico e, incluso, un cínico. Su capacidad de distanciarse del mundo, de mirarlo desde una perspectiva crítica, será más potente en la medida en que evite comprometerse. Simultáneamente, el ironista es una persona e, incluso cuando se presenta como un completo nihilista, es posible creer que está encubriendo sus verdaderos afectos.

Esta es la paradoja explorada en After Life (2019), escrita y dirigida por el comediante Ricky Gervais, y cuya segunda temporada se estrenó este año. El comediante inglés es famoso por su cinismo. Su humor negro, extremadamente denso y, a veces, directamente inapropiado, lo convierte en un ironista por excelencia, al menos en el sentido descrito arriba. Este es el primer elemento interesante de su nueva producción: narra la vida de un viudo que ha perdido a la mujer de su vida y ha dejado de verle el sentido a la existencia, incluso hasta el punto de querer quitarse la vida.

Tony, el protagonista, no es Gervais. Para empezar, no es un comediante. Trabaja como reportero en un pequeño periódico local que se encarga de cubrir historias sin ninguna trascendencia. Se dedica a conocer a pintorescos personajes, cuyas historias extrañas y absurdas llenan las páginas del diario. Pero, a pesar de las diferencias, Tony es una suerte de alter ego del creador de After Life: su sentido del humor, su cinismo, su personalidad y, sobre todo, su ironía son un claro reflejo del estilo que ha caracterizado los stand-ups de Gervais. Esto otorga fuerza a la trama: en la diégesis, el desapego del personaje, su visión del mundo son una máscara que sirve para encubrir una profunda depresión. El protagonista es un nihilista porque, para él, el mundo ha perdido sentido.

Los capítulos de esta serie muestran los esfuerzos de un hombre perdido por reencontrar algo de significado. Tony es capaz de reconocer las cosas que siguen motivando su existencia: su perra, que lo detiene cada vez que piensa en quitarse la vida; el afecto que siente por su sobrino y, aunque no siempre lo reconozca, por su cuñado; las visitas a su padre; su trabajo, incluso si le cuesta reconocerlo; el deseo por encontrar un sentido a su vida, hasta cuando esa búsqueda a veces parezca vana. El protagonista está en una cuerda floja. Por un lado, no deja de encontrar nuevas razones para seguir avanzando. Por otro, la vida le recuerda cómo el sinsentido, aunque doloroso, es una parte inevitable de la realidad.

Si retomamos lo dicho sobre David Foster Wallace, Tony es un personaje verdaderamente posmoderno. Quiere desesperadamente encontrar significado y, al mismo tiempo, es incapaz de renunciar a la conciencia que posee del sinsentido de la existencia. Desde esta perspectiva, se presenta con una honestidad brutal. ¿Cómo lidiamos con el absurdo? ¿Cómo reencontramos un camino que, sabemos, siempre fue una ilusión? El protagonista de After Life se aferra al pasado, a la mujer que perdió y que lo hizo feliz. Sin embargo, incluso esto representa un conflicto: ¿cómo avanzar si no es posible de dejar ir lo que, en realidad, ya se ha perdido?

El humor de esta serie —porque es, a pesar de lo que pudiera pensarse, una comedia— se sostiene sobre la ironía. Específicamente, la risa proviene de la mirada irónica de Tony, que no deja de señalar el absurdo mundo en el que vive, claro reflejo del que habitamos los espectadores. Pero, en este caso, tenemos acceso a lo que ocurre tras bastidores, podemos ver cómo la fachada se cae y se descubre a un individuo en busca de sentido. En esta paradoja se encuentra la verdadera fuerza de After Life.