Escapando de la realidad. «Cara de pan», de Sara Mesa

por Ene 8, 2019

Escapando de la realidad. «Cara de pan», de Sara Mesa

por

Sara Mesa, Cara de pan

Barcelona, Anagrama

137 páginas, 16,90 euros

Sara Mesa (Madrid, 1976), una autora que ha conseguido hacerse un importante hueco en la literatura española actual, ha sido en pocos años finalista en el Premio Herralde y ha generado una gran atención crítica. Nos propone esta vez en Cara de pan la historia de dos personajes, una niña y un hombre mayor que se conocen en un primer escenario, el parque, y deciden no llamarse por su propio nombre, sino que se ponen un mote “para escapar del nombre real, que es una cárcel”. Ambos siguen el patrón de todos aquellos creados anteriormente por la autora: son diferentes a los cánones sociales.

Ser diferente a veces es algo bastante complicado, tanto con casi catorce años como siendo un anciano. Casi, con un puño de inseguridades creadas por la sociedad, huye del colegio, un lugar donde sufre el bullying, donde los más fuertes -presumiblemente, los más débiles- intentan devorar al resto. Como es el caso de Marga, una niña del colegio que destruye completamente lo que Casi intenta construir. Estas inseguridades no vienen directamente de la mente de un adolescente, sino que son fomentadas a través de los medios de comunicación y la sociedad que impone ciertos cánones tanto femeninos como masculinos, en los que nos muestran cuerpos “perfectos” y una belleza descomunal. De esta manera, Casi se derrumba por culpa de todas las palabras que escucha diariamente hacia su persona como “Cara de pan”, el mote con la que se le llama y que da título a este libro.

Sin dejar de lado en ningún momento el bullying en el contexto escolar, Mesa nos pone frente a una segunda clase de bullying que habitualmente no tiene la misma repercusión social por el simple hecho de hacérselo a una persona mayor. Sin embargo, todos aquellos que crean que por ser mayor tiendes a soportar mejor que abusen de ti se equivocan, pues tanto jóvenes como adultos tienen sentimientos y son por tanto individuos éticos. Como consecuencia, la protagonista comienza a aborrecer el colegio y se esconde día tras día en un parque. A su vez, el hombre intenta evadirse de la realidad dando paseos en solitario y escondiéndose en el mismo lugar donde se encuentra Casi. El parque es el primer escenario y donde se desarrolla la mayor parte del libro. Tras conversar por primera vez, con el paso de los días, comienza a desarrollarse un vínculo entre ambos personajes, en el que El Viejo comparte con Casi sus aficiones y gustos, de vez en cuando, le cuenta algún que otro secreto captando toda su atención. La niña también añade sus preocupaciones y pide ayuda en situaciones extremas a quien puede ser, por el momento, su único amigo. Basándose en los antecedentes donde un viejo se enamora de una niña, el libro juega con la confusión social que esta relación produce y no solo a los lectores sino también a los trabajadores del parque, los padres de Casi, etc. Mesa aprovecha esta oportunidad para tantear el terreno prestado y jugar con los lectores ya que, sin mostrar ninguna prueba, hace que se saquen diferentes conclusiones que no se resolverán hasta el final. Todo esto sin cruzar la línea y entrar en lo morboso; así se muestra claramente en el segundo escenario de la novela.

A pesar de todas las malas experiencias de estos personajes, siguen luchando por mantenerse valientes y fieles a sí mismos. Mesa nos coloca frente a 137 páginas de intriga y a su vez un enfrentamiento interno del que nace una doble rama trayendo a nuestra mente la pregunta sobre si lo bueno se encuentra en lo normal o en lo anormal. Lo que sí podemos afirmar es que estamos frente a un libro que no nos deja indiferentes y el cual hace que queramos saber siempre más.