Historia de un engaño. “Estaré sola y sin fiesta”, de Sara Barquinero
Historia de un engaño. “Estaré sola y sin fiesta”, de Sara Barquinero
Sara Barquinero, Estaré sola y sin fiesta
Barcelona, Lumen
293 páginas, 17,90 euros

Estaré sola y sin fiesta es la historia de un excelente engaño narrativo. El resumen de la contraportada del debut literario de Sara Barquinero (Zaragoza, 1994) promete una novela de investigación, y quien bucee en el volumen atraído por este género es lo que a priori encontrará. Con una prosa ágil, ligera, carente de todo aspaviento retórico, conocemos a una joven anónima que acude a su Zaragoza natal por la muerte de una tía. Durante el paseo de regreso desde el tanatorio al hogar familiar, encuentra en un contenedor un conjunto de objetos que parecen ser las pertenencias de otro fallecido. Entre los restos de este naufragio asoma un cuaderno, fechado en 1990, que la joven decide rescatar de la basura. En las páginas de este apasionado diario (que se reproducen, además, a lo largo del libro), una tal Yna, su autora, expresa la melancolía por el abandono de su amado y por su tristes circunstancias vitales. El título de la novela hace referencia a esta tragedia personal: Yna se lamenta de que durante su trigésimo segundo cumpleaños estará sola y sin fiesta.
El hallazgo del diario supondrá el inicio de la acción narrativa, pues la protagonista de la novela decide investigar quién fue realmente Yna y quién su amado, Alejandro, y cuáles fueron los verdaderos motivos de su ruptura. Así, la joven acudirá primero al barrio de Zaragoza en el que sospecha que Yna vivió y encontrará una pista que la llevará hasta Bilbao. Aquí hallará un nuevo rastro que seguirá hasta Barcelona, Salou y Peñíscola.
Es esta la trampa en la que, sin darnos cuenta, Barquinero enreda al lector. Aunque el narrador cuente la historia de las pesquisas de la protagonista y de los vínculos que va forjando durante su aventura con una serie de personajes secundarios (Koldo, socio de Alejandro, o Julián, su hijo), el relato, en realidad, es otro. Porque mientras se desarrolla la intrincada investigación sobre Yna y Alejandro, acechan al lector otras preguntas: ¿por qué una joven hacia el final de la treintena, ya aparentemente asentada, abandona su vida por un cuaderno que ha encontrado en un contenedor de basura? ¿Por qué deja de cogerle el teléfono a su pareja, con quien convive desde hace más de un año, y pospone una y otra vez las vacaciones con él? ¿Por qué no responde a los mensajes de su madre y deja de escribir a sus amigas? Estaré sola y sin fiesta no trata sobre la búsqueda de Yna, sino de las verdaderas razones de esta búsqueda: la huida de su protagonista y los auténticos motivos que oculta.
Barquinero engaña al lector orientando el argumento hacia la figura de Yna y hacia las desconsoladas confesiones de su diario porque formalizan el escepticismo vital de su anónima protagonista (cuyo nombre no se desvela en ningún momento) y el sentimiento perenne de que ha sido engañada por el mundo en que le ha tocado vivir. La novela es un retrato del desencanto millennial, y la cita de Annie Ernaux que abre el volumen constituye, además del verdadero grito de la novela, todo un lema generacional: “¿Dónde está el presente?”.
La fría omnisciencia del narrador configura toda una crónica del desencanto juvenil contemporáneo que no solo representa la protagonista, hastiada por la conflictiva relación con su madre, por un trabajo basura que poco tiene que ver con su formación y por la inercia de una relación de pareja sin futuro. Todos los personajes con los que la joven se encuentra durante su periplo (a juicio de quien escribe, uno de los éxitos de la novela) simbolizan las grandes problemáticas de quienes hoy atraviesan la treintena: el conflicto ante la imposibilidad de replicar los modelos familiares, el dilema emocional del amor efímero que plantean las aplicaciones de citas, el desengaño de la maternidad y la paternidad como máxima aspiracional, la vacuidad de las redes sociales, el cuestionamiento de la monogamia y la aparición de nuevos modelos de pareja. Frente a la pasión de Yna y su firme convicción romántica, la autora zaragozana dibuja un retablo de seres que sobreviven, sienten y padecen enfrentándose al doloroso trance de no querer y no poder parecerse a unos referentes fundados en un mundo que ya no existe.
Resulta ya obligatorio permanecer atentos al futuro literario de Barquinero (cuyos próximos proyectos están anunciados por Lumen), que en esta primera novela ofrece un recital de buen hacer narrativo, con inteligentes guiños a motivos universales como el del manuscrito encontrado o la figura de una Penélope odiseica a la que Yna en ocasiones recuerda. No obstante, Estaré sola y sin fiesta constituye una rotunda afirmación de la necesidad expresiva de quienes abordan el inicio de la vida adulta en un mundo cada vez más complejo, una novela que, aun con cimientos clásicos, reafirma su compromiso con el malestar de toda una generación.
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