Un recorrido a través de la literatura

por Ago 14, 2019

Un recorrido a través de la literatura

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La noche en que Frankestein leyó el Quijote (2012), La sangre de los libros (2016) y El séptimo círculo del infierno (2017) son los tres libros que forman parte de una trilogía metaliteraria escrita por Santiago Posteguillo (Valencia, 1967). Conocido por sus trilogías sobre Publio Cornelio Escipión Africano y el emperador Trajano son un auténtico viaje por el mundo de la literatura universal desde una perspectiva literaria, no enciclopédica, sin embargo, que permite conocer mejor el tipo de obras que han llegado a ser las que han recibido una mayor aceptación por la crítica.

En primer lugar, es necesario reseñar un comentario de la obra en su conjunto y después un análisis pormenorizado de cada una de las obras. Estos tres libros se pueden definir como anecdotarios que a su vez se subdividen en dos tipos: los relatos anecdóticos de la literatura y los relatos de anécdotas del propio Santiago Posteguillo. No obstante, quizás se pueda afirmar que el autor emplea iterativamente. La noche en que Frankestein leyó el Quijote es un conjunto de relatos que sirven para conocer mejor el mundo que rodea a las grandes obras de la literatura universal. Con esta novela, Posteguillo comienza a mostrar un recorrido histórico de las obras literarias más conocidas y su repercusión en obras ulteriores. Este factor definiría el carácter de esta obra metaliteraria que a través de datos curiosos de los libros se descubren premios literarios y adaptaciones cinematográficas. Además, hace un repaso de toda la literatura universal, cuenta de forma amena y entretenida datos interesantes sobre la literatura sin convertirse en un acumulador de datos enciclopédicos, simplemente los muestra de forma distendida y para aquellos que ya los conocen no resultan pesados, pues son contados desde una perspectiva literaria recreando de forma ficticia situaciones como si hubieran ocurrido de la misma manera que las cuenta el autor. Incluso muestra las últimas investigaciones sobre literatura y sobre el descubrimiento de obras anónimas, mostrando hechos como los que según las últimas investigaciones dirigen la autoría anónima de El lazarillo de Tormes hacia Diego Hurtado de Mendoza, resolviendo de esta manera uno de los mayores misterios de la literatura universal. Incluso desvela los estudios que plantean si de verdad fue Shakespeare el autor de sus obras o cómo Auguste Maquet ayudó a Dumas a la creación de Los tres mosqueteros y de otras de sus obras, pero nunca recibió el prestigió que mereció por ello. Todos estos temas se enlazan con un tema mayor que aborda de una forma muy interesante y reflexiva el autor y es el hecho de que muchas obras son escritas por un autor y firmadas por otro para tener mayores ventas.

Este libro es un anecdotario de la literatura, especialmente reseñable es el capítulo que tiene el título del libro, que muestra cómo la literatura, aunque sea española, está influenciada por otras y que a veces estudiarla desde una parcela localista es limitarla en su propia concepción. Los relatos finales los utiliza para contar experiencias personales que luego emplea para enlazar las historias que quiere contar. La segunda novela llamada La sangre de los libros se compone de unos relatos que sí presentan una cohesión de tipo temporal, puesto que van desde el más antiguo hasta el más moderno. Esta segunda parte sigue con su carácter de anecdotario de las obras más importantes al igual que en el primer libro, sin embargo, esto se perderá en el tercer libro para poder contar la historia de los escritores menos conocidos. Mientras que los dos primeros se centran en las obras, el tercero lo hace más en la figura del autor. El orden lineal se ve roto en el relato llamado “Del poder de Ramses II al ingenio de Woody Allen”, que a modo de flashback vuelve al pasado para explicar una experiencia personal. Lo mismo ocurre con “Poetas del heavy metal” que va dando saltos temporales. Con estos dos relatos se intenta demostrar la influencia de la literatura en otras disciplinas desde una perspectiva diacrónica. Estos dos relatos suponen un paréntesis a una historia que continúa en el resto de los relatos. Este tipo de obras son anecdotarios de la literatura de la vida del propio Posteguillo que cuenta experiencias personales. En algunos relatos introduce una muestra de las obras de las que habla, pese a que no tienen nada que ver con el relato. También contiene una serie de relatos que se centran en la Primera Guerra Mundial como “La reencarnación de Shakespeare”, “El arma secreta” y “Un emperador y un poeta”. Finalmente, se encuentra una alteración temporal en el penúltimo relato que es más reciente que el último pero sirve de mejor conclusión.
Por último, El séptimo círculo del infierno: escritores malditos, escritoras olvidadas cierra esta trilogía. En este libro, la atención se dirige hacia las vicisitudes y problemas que pasaron algunos autores para escribir sus obras, a veces reconocidas por la historia, y otras veces pasando más desapercibidas, pero todos ellos escribiendo en un contexto hostil, donde al parecer floreció el ingenio de aquellos a los que no se les permitió cultivarlo. De esta manera, su acto más subversivo fue no permitir que la censura tapase sus bocas o, en este caso, sus plumas. El subtítulo de la novela escritores malditos y escritoras olvidadas demuestra un carácter reflexivo y crítico que encontraremos constantemente, pues en esta novela la intención de Posteguillo no es la de mostrar su extenso conocimiento sobre autores desconocidos para la mayoría y apabullar con datos al lector, sino rendir homenaje a tantos escritores que pasaron un “infierno” para sacar adelante sus obras.

Posteguillo empapa todas sus creaciones de una rica historiografía que se ve plasmada incluso en esta obra, donde no faltan localizaciones espacio-temporales, que van moviendo al lector de un lugar a otro del globo; sin embargo, nunca se tiene la sensación de perder el norte, puesto que todos los relatos siguen un patrón periódico. Los textos de esta obra son breves, pero en ningún momento se resiente la narración, que se percibe ágil y dinámica. Esta novela catalogada de no-ficción por su aporte histórico, no deja aparte la esencia literaria, referenciando datos sin más. Esto es algo mencionado por el propio Posteguillo, que comenta que algunas conversaciones entre los personajes son ficticias y no ocurrieron; mas bien, aparecen porque es como él se imagina que pasó. Los relatos tienen una gran autonomía, incluso se podrían leer de forma independiente, aunque para excusar que sea un libro le da cierta cohesión, como el hecho de que las historias estén ordenadas cronológicamente y que, de vez en cuando, se menciona algún hecho remarcable de un episodio anterior. No obstante, esto no distorsiona la lectura. Posteguillo desde el prólogo ya muestra un interesante debate como es el hecho de que estos autores fueron capaces de escribir obras maestras de la literatura universal en medio de un ambiente hostil, en muchos casos llenos de represión y miedo por organizaciones que atentaban por su vida. Puede que esta atmósfera despertara su mayor ingenio puesto que, en un campo estéril, floreció la grandeza de aquellos a quienes se pretendía silenciar, lo cual siempre suele tener efectos negativos en la humanidad.