El horror está en África. “El corazón de las tinieblas”, de Joseph Conrad
El horror está en África. “El corazón de las tinieblas”, de Joseph Conrad
En 1890, a sus treinta y tres años, Joseph Conrad (Berdychiv, 1875 – Bishopsbourne, 1924) fue contratado para trabajar a bordo del barco de vapor Roi des Belges por el río Congo. Tras un arduo viaje de seis meses, Conrad quedó horrorizado por la brutalidad con la que los europeos actuaban en África, esclavizando a los nativos y explotando sus tierras en busca de recursos para enriquecerse. Tras casi una década rememorando este viaje Conrad escribió su novela El Corazón de las Tinieblas en 1899, la cuál él mismo describió en la nota de autor introductoria como“una experiencia llevada un poco (y sólo un poco) más allá de los hechos reales”. A pesar de que la palabra “Congo” no se menciona de forma directa en ninguna ocasión a lo largo de la novela, es posible apreciar claras similitudes entre el viaje que realizó Conrad y el de su protagonista, mostrando la crueldad humana en su forma más primitiva y la repulsa hacia la colonización. A la hora de describir el ambiente y las localizaciones por las que pasa el protagonista será tomado el Congo como referencia por ser la localización en la que el autor basó su novela. La novela fue publicada por primera vez en Blackwood’s Edinburgh Magazine en 1899 y en 1902, se incluyó en su libro Youth: A narrative and Two Other Stories.
Marlow es el protagonista de esta novela, quien relata cómo en su juventud trabajó para una empresa de comercio de marfil y fue nombrado capitán de un barco a vapor. Su profesión le llevará a viajar por el río Congo y adentrarse en el corazón de África para reunirse con el misterioso y reconocido Kurtz, el jefe de la explotación de marfil al cual los nativos consideran un dios. Así, Marlow será testigo de la crueldad de los europeos en este continente y como la sed de poder y riqueza pueden cegar al más humilde de los hombres.
La historia se encuentra dividida en tres partes: en primer lugar, al lector se le presenta con una aproximación de los acontecimientos y los motivos que han llevado al protagonista a iniciar su viaje. La segunda parte del libro está centrada en el desarrollo del viaje, las interacciones con otros trabajadores de la compañía y la crítica hacia la esclavitud de los nativos; siendo en todo momento el encuentro con Kurtz el anhelo de Marlow. Finalmente, la tercera parte narra el encuentro del protagonista con Kurtz y la impresión y conclusiones que Marlow obtiene tras esta interacción.
A pesar de que Marlow es considerado el narrador y protagonista de la historia es necesario destacar el uso de la narración enmarcada en esta novela. El verdadero narrador de la obra es un hombre sin nombre que escucha la historia de Marlow, el cual podría ser considerado un alter ego de Conrad. Este narrador desconocido nos representa a nosotros, los lectores, imaginando los hermosos y recónditos paisajes africanos o asustándose al escuchar como Marlow se adentraba en aquellas tinieblas corrompidas.
La simbología de esta novela se centra, principalmente, en la condición humana y la maldad que habita en ella, siendo la Oscuridad un claro ejemplo de este fenómeno. La «inmensa oscuridad» que acecha en las profundidades de la selva es lo realmente desconocido, así como una idea de que algo sombrío se esconde en el corazón humano e impregna la sociedad. Asimismo, Kurtz es el producto del continente europeo “Toda Europa contribuyó a la creación de Kurtz” y, por tanto, este personaje encarna las ansias de los colonizadores en África con la excusa de transmitir valores morales y civilizar el continente.
Esta obra escarba en las oscuras profundidades de la psique humana y, a pesar de emplear una prosa suntuosa, busca las sensaciones más allá del lenguaje; las pesadillas ocultas tras el pensamiento lúcido, el silencio y las tinieblas. Sin embargo, en ocasiones esta novela se vuelve turbia y ambigua, pudiendo interpretarse como una crítica al colonialismo occidental y una denuncia de la ferocidad blanca. Como muestra la historia, bastan unas pocas semanas a orillas del río Congo para que una persona “culta y civilizada” se convierta en un sinvergüenza corrompido por la avaricia, tornándose una bestia o una entidad grotesca. Es así como el viaje de Marlow por la selva es también un viaje a un pasado primigenio, anterior a la civilización, en el que la metamorfosis de la cultura europea en un pozo de locura y violencia que exclama “¡Exterminar a todos los salvajes!”.
Conrad escribió a finales del siglo XIX pero, en retrospectiva, es imposible no pensar que esta voz no había nacido ya en el mismo corazón del continente; que El Corazón de las Tinieblas no era una visión premonitoria del horror y la destrucción que, sólo unas décadas más tarde, cubriría el continente.