Andar, mirar y contar. La corresponsalía de Corpus Barga y Chaves Nogales para “Crítica” y “El Sol”

por Jun 25, 2023

Andar, mirar y contar. La corresponsalía de Corpus Barga y Chaves Nogales para “Crítica” y “El Sol”

por

Corpus Barga (Madrid, 1887 – Lima, 1975) y Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897 – Londres, 1944) son dos figuras ineludibles en la historia del periodismo literario del siglo xx en español. Desempeñaron una inestimable labor como reporteros, articulistas, editores y directores de algunos de los diarios y revistas más importantes del país durante los años veinte y treinta del pasado siglo. Entre 1939 y 1940, durante sus exilios en Francia tras la guerra civil española, trabajaron como corresponsales para dos importantes periódicos argentinos, Crítica y El Sol. Corpus Barga ya acumulaba experiencia en la corresponsalía, pues en mayo de 1930 había colaborado con el diario argentino La Nación, aunque no desde suelo firme, sino desde las alturas del Graf Zeppelin en el viaje inaugural del aeroplano alemán. A Manuel Chaves Nogales se le ha reconocido, precisamente, como el pionero del periodismo de acción en España; un enfoque que abogaba por la recopilación de información de primera mano e in situ y que defendió con su máxima “andar y contar”. Entre los dos infinitivos, se presupone un tercero, “mirar”, cuya acción llevó a cabo magistralmente, como Corpus Barga, en los textos que redactó para El Sol.

Dichas crónicas, que se publicaban en exclusiva en estos medios argentinos, informaban a los lectores americanos acerca de los acontecimientos que tenían lugar en Europa durante los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial. Constituye un valioso corpus literario que ofrece un nuevo ángulo de la vida intelectual, social, cultural y política de entonces de la mano de estos dos miembros de la Edad de Plata del periodismo literario. Consideradas por separado, estas crónicas asumen la dimensión del testimonio de un exiliado que, huido de la España franquista, se vio abocado a experimentar otro conflicto bélico que sentaba sus raíces en la guerra civil. La cercanía de la contienda acentuaba esta comparación constante con el caso español: Manuel Chaves Nogales había abandonado el país en 1936 y Corpus Barga, compartiendo diáspora con Antonio Machado y su familia, en 1939.

Valoradas en conjunto, resulta interesante comprobar cómo ambos periodistas coincidían, en lo esencial, en sus impresiones y en la panorámica del París en guerra. Muchas de sus crónicas vieron la luz en los mismos números de El Sol –para Crítica solo escribió Corpus Barga–, lo cual permite contrastar el estilo y contenido de estos textos, así como los aspectos a los que dirigieron preferentemente su mirada. A grandes rasgos, podemos postular que Chaves Nogales dedicó mayor atención a la vida cotidiana parisina que Corpus, más centrado en explorar las relaciones diplomáticas que regían el desarrollo de la contienda; esa drôle de guerre o “guerra de broma” cuyas batallas se libraban en los despachos y no tanto en la vanguardia militar. Con todo, es el propio Corpus Barga quien, en sus memorias tituladas Los pasos contados, reconocía que “la vida de […] un pueblo (la Historia), no está constituida por los grandes acontecimientos o las grandes personalidades que intervienen en ella […]; es el acontecer cotidiano y anónimo”.

La naturaleza del conflicto y la experiencia previa de la Primera Guerra Mundial justificaban que, al menos en este primer año de guerra, la capital francesa apenas viera modificada su rutina. Únicamente se aplicaron ciertas restricciones en el horario y en la iluminación, también en las celebraciones de Navidad de 1939. Sin embargo, el programa cultural de París se mantuvo sin alteraciones relevantes ante el deseo y la necesidad de los parisienses de continuar con su rutina y la normalidad que la guerra se había propuesto arrebatarles.

Más allá de la retaguardia, los soldados y el armamento fueron otros de los grandes protagonistas de estas crónicas. Las tácticas militares de las principales potencias, el papel que jugó la mujer en el ejército o los detalles de la vida de las tropas, como el entretenimiento en el frente o su salario, fueron algunos motivos frecuentes. Los discursos propagandísticos y las declaraciones de los líderes políticos también fueron reproducidos o comentados en estas páginas, unas lecturas sumamente relevantes para una comprensión profunda del conflicto. Debido a que los lectores procedían del otro lado del Atlántico, el impacto de la guerra en el continente americano fue una preocupación constante de uno y otro corresponsal, sobre todo en lo referente a la Batalla del Atlántico que enfrentó las fuerzas marítimas de Alemania y Gran Bretaña desde septiembre de 1939. Finalmente, entre otros asuntos, la invasión y reparto de Polonia, la Guerra de Invierno, los movimientos estratégicos de los países beligerantes o la crítica a la postura neutral de ciertas naciones ocuparon un número considerable de crónicas en las que se narraba el desarrollo diario de los acontecimientos. El conocimiento detallado de todas estas cuestiones permitía a los espectadores contemporáneos Corpus Barga y Chaves Nogales augurar las próximas estrategias de los países implicados, así como hipotetizar sobre el futuro de la Segunda Guerra Mundial.

El género de la crónica posee un carácter documental, pero también una naturaleza disciplinar que vincula el periodismo, la literatura y la historia. Por ello, en estos artículos se aprecia la clara voluntad de estilo de sus autores y no solo una intención meramente informativa. En sus interpretaciones sobre la guerra, no ocultaban su simpatía compartida hacia las democracias y su rechazo a los totalitarismos nazi y comunista, aliados en estos primeros meses de la guerra. Este posicionamiento conllevaba a veces una confusión entre sus anhelos –la debilidad y derrota de Hitler– con la realidad, una imparcialidad que entraría dentro de la lógica de las crónicas, en las que generalmente se atenúa la objetividad informativa. Además, su estilo está impregnado de recursos propios de los textos poéticos y narrativos, como la adjetivación profusa, las personificaciones, las hipérboles aplicadas a la ciudad de París o las descripciones exhaustivas. De esta forma, compaginando aquella subjetividad con el rigor de su corresponsalía, Corpus Barga y Chaves Nogales consiguieron erigirse en grandes observadores del conflicto que no solo aspiraron a comunicar hechos, sino también a analizarlos y valorarlos para el público americano gracias a su autoridad como intelectuales, escritores y testigos directos.

Atendiendo a la importancia de estos documentos y a la identidad de sendos periodistas, extraña la escasa atención que han recibido por parte de la crítica y del campo editorial. Para contribuir a ocupar estos espacios vacíos, preparamos, con Fernando Larraz, la inminente publicación de Crónicas desde un continente en guerra. Corpus Barga, corresponsal para la prensa argentina (1939-1940), un volumen en el que se transcriben, comentan y editan las crónicas referidas con la intención de recuperar una de tantas miradas de los exiliados españoles en la Francia de la Segunda Guerra Mundial.