Chazelle, OK. «Babylon», de Damien Chazelle

por Mar 13, 2023

Chazelle, OK. «Babylon», de Damien Chazelle

por

Babylon

Director: Damien Chazelle

Reparto: Margot Robbie, Brad Pitt, Diego Calva

Duración: 189 min

Con la excusa de contarnos la historia de ascenso y caída de insignes integrantes del cine de los años veinte en aquella transición del mudo al sonoro, Chazelle construye su particular homenaje al Séptimo Arte, estableciendo una analogía entre el final de aquel primer cine con el final del cine en las salas. Tal es en último término el trasunto reivindicativo y celebratorio que mueve la película; aún más claro esto cuando, casi en su término, se acumulan nostálgica y anacrónicamente cortes de películas de toda la historia, desde Le Voyage dans la Lune hasta Avatar, rompiéndose de forma inusual cierta cuarta o quinta pared, pareciendo desembocarse de pronto en el formato documental. Chazelle, ¿qué necesidad había de ser tan explícito?

            El director angelino ha querido dejar clara una cosa: el cine es un fiesta. Por encima del argumento trágico en el que algunas vidas se enmarañan y terminan acabándose porque el gran sueño del que se han alimentado comienza a desvanecerse de forma drástica e inclemente, y por encima del mensaje del rostro lacrimoso de los últimos segundos de la película, lo que subyace es un viaje de fiesta pletórica, de pirotecnia humana entre el arte, el deseo, el vicio y la ambición. La película es una comedia morbosa: actores de primera en escenas atrevidas y frecuentemente cómicas —algunas mucho— en las que la lujuria por las drogas y los cuerpos es explícita. Margot Robbie y Brad Pitt en un contexto así pueden salvar cualquier cosa, cualquier película, cualquier guion: buena música, drogas y semidesnudos rodeando a dos actores que son símbolo sexual. El trío lo completa Diego Calva. Todo es atractivo.

            Efectivamente, la película en su historia es predecible y no aporta demasiado, el arco de los personajes es convencional y manido; la resolución argumental, aunque bien dosificada y equilibrada, no va a dejar a nadie pegado a la butaca: el argumento es un mero andamiaje. Si uno se queda en la butaca es simplemente por la belleza: belleza en la desmesura de las fiestas, belleza en los ojos y en las piernas de Robbie, belleza en los ojos y en los hombros de Pitt, belleza en el monólogo de Jean Smart, belleza en la búsqueda de la luz perfecta para rodar, belleza en pasear por donde se ha paseado mucho tiempo atrás, belleza de un solo de trompeta, belleza de un beso, belleza de una lágrima, o de dos, o de tres, o de muchas a la vez porque lo que se está viendo así lo provoca, para bien o para mal o quizá ambas cosas a la vez. En fin, belleza del cine. Chazelle, de acuerdo.