El miedo al cambio. “Retablo” de Marta Sanz
El miedo al cambio. “Retablo” de Marta Sanz
Marta Sanz, Retablo
Madrid, Páginas de Espuma
96 páginas, 17 euros

Definitivamente, hay libros que entran por los ojos. Normalmente, logran que detengamos nuestra mirada en ellos durante unos segundos, que nos acerquemos a descubrir de qué tratan, pero que finalmente los dejemos –decepcionados– en el estante en el que estaban. Pero cuando un libro de este tipo contiene dos cuentos inéditos firmados por Marta Sanz (Madrid, 1967) la cosa puede cambiar. El buen aspecto que tiene la nueva obra de esta autora madrileña es gracias a Fernando Vicente, quien se ha encargado de realizar, con gran acierto, las ilustraciones que embellecen este volumen y le otorgan esa sensibilidad y ese realismo propios de las esquinas del barrio de Malasaña.
Esta nueva publicación, Retablo, contiene dos historias estrechamente relacionadas. No por los temas que tratan, o por los personajes que las protagonizan, sino por el entorno en el que se desarrollan. Sanz ha logrado inmortalizar ese barrio de Madrid que tanto conoce y en el que ha basado ya muchas de sus exitosas novelas. Y es gracias a ese conocimiento tan profundo de la zona por lo que llega a describir con tanta precisión cada detalle, y a adentrarse con facilidad en el pensamiento de sus habitantes.
El primer cuento publicado en esta obra, “Extraños en el tren”, tiene por protagonistas a dos señoras que viven solas, precarizadas en un mundo en el que ya no son capaces de encontrar esos vínculos que antes las hacían fuertes. Estos personajes se presentan con mucho cariño, mostrando esa incapacidad de muchas personas para asimilar rápido ciertos cambios que cada vez ocurren más deprisa. Parece que Sanz se aprovecha de la crudeza que caracteriza su escritura para encontrar ese lado oscuro que todos tenemos y pocas veces mostramos. En líneas generales, se trata de un relato fantástico que se sirve de una narración vertiginosa para finalizar por todo lo alto, cumpliendo las expectativas que esta narradora pueda crear.
Si el primer relato supone un homenaje al género negro representado por Extraños en un tren, de Patricia Highsmith; en el segundo se puede rastrear la inspiración en el cuento “Aceite de perro”, de Ambrose Bierce, que se mueve más por el terreno de lo terrorífico. La propia Marta Sanz, en una presentación del libro en Barcelona, reconoció que es en este género de terror en el que las cosas familiares se convierten en extrañas; igual que las transformaciones urbanas, que han convertido las ciudades en algo también extraño y ajeno. Con este segundo cuento, “Jaboncillos dos de mayo”, Sanz busca reflejar el proceso de cómo las nuevas tecnologías y los nuevos patrones de ocio pueden generar áreas de conflicto entre las distintas personas que conviven en un mismo barrio. Frente a esta especie de cambio, se encuentra la población que vive instalada en sus raíces y se blinda ante estas transformaciones. Se centra, sobre todo, en el tema de la gentrificación, que se ha convertido en la realidad del día a día de todos los barrios céntricos. Esos barrios que ven que su carnicería de toda la vida desaparece por una barbería hípster con precios desorbitados, o que el local del bar del vecino de arriba lo ocupa ahora un Starbucks.
Sin duda alguna, la intención de Marta Sanz con estos dos cuentos es sacar a la luz esos procesos de conflicto que ocurren en un mundo en constante transformación. De un Madrid que poco a poco va perdiendo –como está ocurriendo en todas las ciudades– su esencia de conjunto de barrios por la idea de ciudad cosmopolita que le otorgan la riqueza de las grandes empresas. Nos muestra esa ciudad que fue pero está dejando de ser a base de turismo, franquicias y especulación.