Una dosis de realidad para combatir la indiferencia. “Estoy contigo” de Melania G. Mazzucco.

por Oct 23, 2019

Una dosis de realidad para combatir la indiferencia. “Estoy contigo” de Melania G. Mazzucco.

por

Melania G. Mazzucco Estoy contigo 

Traducción de Xavier González Rovira 

Barcelona, Anagrama 

288 páginas, 19.9 euros 

La crisis migratoria que este siglo XXI está viendo pasar ante sus (ciegos) ojos trae consigo, por momentos y audiencias, o bien que algunos de estos desplazamientos y sus imágenes queden en el olvido incluso antes de aparecer o bien una condena a la sobreexposición mediática. La costumbre y anestesia a estas noticias reducen a estos migrantes a cifras, grupos étnicos, nacionalidades y un etcétera de pluralidades donde ni siquiera las imágenes más morbosas consiguen perdurar realmente en la memoria colectiva con nombre y apellidos propios. Por eso, lo primero que hay que agradecer a Melania G. Mazzucco (Roma, 1966) es haber aceptado la propuesta de escribir Estoy contigo (2019) y poner sobre papel la historia de Briggite, una mujer congoleña de mediana edad que se ve obligada a dejar su país y huir a Italia sin ni siquiera poder avisar a sus hijos. También es de agradecer que la protagonista sea una mujer, pues es posiblemente el perfil más olvidado en esta crisis, así como uno de los más vulnerables.

La  “no novela” (pues no hay –desgraciadamente- nada ficticio en esta historia) está configurada por tres líneas argumentales: la historia pasada de la protagonista en el Congo (enfermera con clínica propia y gran reputación como profesional en su región amenazada de muerte por los militares), su difícil viaje e integración en Italia y la historia de la propia escritora y sus encuentros con Briggite. En ocasiones Mazzucco cuenta demasiado de sí misma en algunos pasajes llegando a hablar de sus otras obras como autora cuando el foco principal es de Briggite. Sin embargo, resulta muy interesante la contextualización del paso del tiempo en los días de la congoleña en Italia a través de la sucesión de desgracias en el Mediterráneo que ocurrieron en el año 2013, rememorando el que había sido el mayor naufragio hasta la fecha: 368 personas ahogadas frente a la isla Lampedusa, algunos de los cuales eran familiares de varias mujeres con las que convivía Briggite. Otras “Briggite” eritreas, malienses, somalíes, nigerianas y muchas más a las cuales también se les enfoca en este relato desde el respeto y lejos del morbo que estos perfiles suelen suscitar.

Con una prosa clara, la autora repasa conceptos relacionados con leyes de extranjería, burocracia estatal, peticiones de asilo, prórrogas, asociaciones y un largo etcétera de este enmarañado entramado del sistema. El proceso de Briggite hasta conseguir asentarse en Roma es largo y tedioso y está lleno de altibajos y zancadillas. Esta cruda y necesaria  muestra de la realidad sin adulterar solo se ve empañada por el papel de la Santa Iglesia en la historia. No hay signos de hostilidad o racismo por parte de ninguno de los italianos con los que se encuentra Briggite, muchos de ellos trabajadores de una asociación jesuita para la ayuda al refugiado. Hay cabida y desfile de  todos los cargos eclesiásticos:  desde el cura que recoge a Briggite en la estación, pasando por las monjas moribundas que esta cuida en su primer trabajo remunerado hasta la visita del mismísimo Papa al Centro Astalli, donde se aloja Briggite. Obviamente es indiscutible el mérito de todos ellos en el proceso de integración de Briggite pero no deja de tener un punto de autocomplacencia por parte de la autora que sin querer afecta al relato.

Estoy contigo no tiene un final, pues Briggite sigue escribiendo y luchando su historia día a día junto a los hijos que ha conseguido traer del Congo. Las últimas páginas del libro emanan un optimismo objetivo y creíble, mostrando de pie a una mujer destrozada y fuerte a partes iguales a la que aún le quedan obstáculos que superar.

Lo menos que deberían hacer los lectores es enfrentarse a este relato en pago a la enorme generosidad que muestran estas dos mujeres al unirse para contar esta desgarradora pero necesaria historia.