La síntesis más actual. «Petit Paris», de Justo Navarro
La síntesis más actual. «Petit Paris», de Justo Navarro
Justo Navarro, Petit Paris
Barcelona, Anagrama
240 páginas, 17,90 euros

Sin duda, una de las obras más relevantes de Justo Navarro (Granada, 1953) ha sido Gran Granada, publicada en 2015. Se trataba de una brillante incursión en la novela negra en la que el autor manejaba con soltura todos los ingredientes del género, empezando por la creación de la figura de un detective/policía/investigador que resulte logrado. Lo consigue dando vida a su comisario Polo, un ingeniero de telecomunicaciones que luchó en el bando franquista durante la Guerra Civil y que es fiel a la dictadura surgida de la contienda. Polo, de impresionante estatura, casi dos metros, no precisamente joven y con un cargamento de dioptrías, es un personaje complejo que pone en funcionamiento métodos modernos de investigación. Gran Granada se ambienta en 1963 en la ciudad andaluza (tras una devastadora inundación y con el Caudillo a punto de llegar), donde Polo ha de resolver una cadena de muertes producidas en extrañas circunstancias.
“Si escribo del pasado es para ver mejor el presente”, asegura en una entrevista concedida al diario El País el escritor granadino, que retoma el personaje del comisario Polo de su anterior historia en su nueva novela, Petit Paris, ambientada en el París ocupado por los nazis en 1943. Por aquel entonces, Alemania e Italia estaban perdiendo la Segunda Guerra Mundial después de la invasión angloamericana del norte de África y la rendición en Stalingrado del mariscal de campo Paulus. Esta vez, Polo, veinte años antes, reaparece como protagonista de unos sucesos ocurridos en la capital francesa, a la que viaja con la misión privada de averiguar el paradero del oro presuntamente robado a un industrial granadino. Su llegada a París coincide con los asesinatos de tres personas cercanas, cuyos misterios también va a tratar de resolver. Pronto se verá inmerso en un petit Paris de gente peligrosa: abogados y periodistas que ejercen labores policiales en los servicios consulares de España, colaboradores de la Gestapo… Polo intentará seguir a flote en una ciudad donde la mentira y la manipulación se contemplan como único método de supervivencia.
La tropa de falsarios que se encuentra alrededor de Polo da lugar a una novela de corte criminal, de suspense y espías, que aprovecha los tics del género de la novela negra sin que por ello Navarro renuncie a su estilo propio tan bien definido. Es capaz de configurar una atmósfera de sugestiva indeterminación a partir de una minuciosa narración realista. El autor siembra la novela de puntillosos detalles que ocasionan la fuerte impresión de realismo inmediato, y acumula descripciones con el mismo efecto de verdad tangible: la manera del autor de recrear olores, papeles y objetos que enmarcan la vista de Polo en la casa de una de las víctimas y que logran que el lector se sumerja rápidamente en la acción de la obra. Tal verismo funciona como representación externa de un mundo fraudulento en el que nadie ni nada resulta de fiar y donde la verdad es una cortina de humo que esconde algo extraño, imposible de identificar. Quizás el lector se sienta en un primer momento bombardeado con nombres y datos que debe recordar para entender la historia, pero poco a poco se van a ir clarificando, otorgando a cada aparición su preciso lugar en el desarrollo de la obra.
Petit Paris es una síntesis de la creación narrativa actual puesto que en ella se funden dos de los principales temas de la novela contemporánea: recreación histórico social e intriga. La sabia asociación de ambos, los originales personajes, los atractivos sucesos, la perfecta estructura de exigente complejidad, y la desnudez estilística que rehúye la afectación literaria se alían y producen una obra de absoluta plenitud narrativa. En Petit Paris se consigue una extraordinaria recreación de la realidad como pura apariencia engañosa y de la vida como un misterioso e intimidante desorden.