Los mitos: nuestra vida. “El castigo de Sísifo”, de Pablo Pérez Rueda, Blon
Los mitos: nuestra vida. “El castigo de Sísifo”, de Pablo Pérez Rueda, Blon
Pablo Pérez Rueda, El castigo de Sísifo
Barcelona, Aguilar (Colección Verso & Cuento)
133 páginas, 15,90 euros

El castigo de Sísifo es el tercer poemario publicado por el artista polifacético Pablo Pérez Rueda. Más conocido como Blon, también es cantante y freestyler. En esta nueva composición, el poeta catalán realiza un recorrido por una amplia nómina de mitos grecolatinos, que revisa y reversiona adaptándolos, en gran medida, a la actualidad y a su situación personal.
El autor titula el poemario con uno de los mitos que reversiona: El castigo de Sísifo: la portada aguarda la imagen de esta historia dentro de la cabeza del autor; algo muy simbólico. La elección de este título, posiblemente, se deba a la relación significativa que poseen las leyendas grecolatinas con el castigo del rey de Corinto. Sísifo estuvo condenado a subir por una colina una enorme roca circular, que, al llegar a la cima, caía hacia el lado opuesto: el trabajo realizado sería en vano, pues Sísifo debería volver a subir la roca, repitiéndose este hecho eternamente. Los mitos, salvo porque no son un castigo, son similares. Permanecerán y se repetirán eternamente en la vida cotidiana, pues, como señala el escritor “el ser humano sigue siendo dueño de las mismas debilidades, esclavo de los mismos miedos y verdugo de las mismas víctimas. Como el de Sísifo, su castigo es repetir una y otra vez idéntico destino sin aprender ni una sola lección de sus errores”. Son los mitos los que, en parte, deben ilustrarnos enseñanzas sobre la vida, sea de forma directa o indirecta, porque, como defienden grandes autores, la mitología es el reflejo de nuestras vidas.
Existe una larga tradición lírica en la poesía hispánica (también en prosa) en la que los autores aluden a estos mitos en sus composiciones, ya sea de forma fiel al mito original o reversionadas: así pues, no podemos olvidar los Sonetos de Garcilaso de la Vega en la época renacentista; los poemas barrocos de Francisco de Quevedo, Luis de Góngora o Lope de Vega; las creaciones modernistas del nicaragüense Rubén Darío o del sevillano Antonio Machado; o más recientes pueden ser los casos de Jaime Siles o Luis Alberto de Cuenca. Pablo Pérez Rueda se incluye, a partir de este mes de noviembre, en esta amplia nómina de poetas. Para los lectores que no estén habituados al mundo mitológico grecolatino, el autor ofrece en pocas líneas, entre cinco y diez, una explicación de la historia legendaria que se vaya a versionar. Tras ello, el poeta ilustra sus creaciones líricas, que suelen ser de verso libre e irregular o sonetos (dos cuarteros y dos tercetos). Estos poemas son de extensión variable: la mayoría de ellos ocupa una página; aunque los hay de mayor extensión y de menor: los relativos a los doce trabajos de Hércules, por ejemplo, no suelen superar los siete versos. Cabe destacar, también, la labor de las ilustraciones que aparecen a lo largo de la obra: la editorial y el autor han visto conveniente plasmar dibujos en blanco y negro relacionados con algunos mitos tratados, como el de “Hades, el Tártaro y el Inframundo”, el de “Medusa” o el de “Eros y Psique”. Sin embargo, lo más importante se encuentra en el contenido lírico: hay poemas que, por su cercanía con situaciones reales que pueden afectar a mucha gente, consiguen una mayor impresión en el lector. Es el caso, por ejemplo, de “Hefesto”, relacionado con el bullying que puede sufrir un estudiante marginado o sin demasiada belleza; o el de “Orfeo y Eurípides”, donde el poeta escribe unos versos con los que cualquiera de los lectores se puede sentir identificado: “No quiero mirar atrás, /consciente de que cada uno de mis errores/ está esperando el momento, / ese preciso instante/ en el que yo me gire/ y, mirándolos a los ojos, / desaparezca con ellos”
En determinadas ocasiones, el poeta juega con las diversas versiones que puede haber de un mito. Por ejemplo, en su poema “Las Sirenas” explica que a estas “las dotaron de cuerpo de pez”: acude a la versión más extendida, la tradicional y folclórica que solemos emplear. No obstante, el autor, al poseer conocimientos notorios sobre mitología, sabe que las sirenas, en su origen, no eran así, sino criaturas aladas sin cola de pez, que por su relación con el mundo acuático, por “analogía”, paulatinamente fueron concebidas como tales. Así pues, Pérez Rueda puede confundir a un lector con pocos conocimientos mitológicos, pues manifiesta en su versión que “Volvió sobre el cielo verde al unísono/ abriendo vuestro plumaje como sutiles cometas”.
Obras como El castigo de Sísifo son muy necesarias en nuestra poesía contemporánea actual. No debemos dejar que la mitología caiga en el olvido, pues la mitología misma es el reflejo de nuestras vidas. Felicitaciones al autor: es una composición muy lograda que abarca numerosos y diversos mitos de interés.