La violencia que todo lo permea. “Sensación térmica”, de Mayte López
La violencia que todo lo permea. “Sensación térmica”, de Mayte López
Mayte López, Sensación térmica
Barcelona, Libros del Asteroide
176 páginas, 18,00 euros

En sensación térmica, Mayte López (Nueva York, 1983) cuenta la historia de Lucía, una joven mexicana que, gracias a una beca, ha podido escapar de su hogar para mudarse a Nueva York. Allí conoce a Juliana, con la que entablará una amistad. Siendo testigo de la relación de maltrato en la que se encuentra su amiga, Lucía comienza a rememorar la violencia que la persigue desde su niñez.
En esta novela, nada se deja al azar: desde los tiempos con los que la autora juega a las múltiples referencias a la cultura pop; exigiendo un lector activo y atento que una todas las piezas del puzzle para conocer la historia de Lucía, y que termina siendo consciente de todas las ramificaciones de la violencia. La pluma de López no cae en sentimentalismos excesivos, muestra la realidad de forma directa, cruda y brutal; siendo la violencia la propia protagonista del relato: violencia en todas sus facetas, insidiosa y sutil, tangible y súbita pero también poniendo de manifiesto la virulencia que encierran los silencios.
Sensación térmica podría convertirse en un retrato fiel de la situación de las generaciones más jóvenes, porque reproduce la precariedad que enfrentan muchos doctorandos, la migración, el sentimiento de pertenecer a los ciudadanos de segunda clase y las jerarquías existentes incluso dentro de este grupo. López tampoco se olvida de retratar la violencia machista que todo lo empapa y que se reproduce tanto dentro de la familia como en las relaciones que se entablan fuera de esta, ya sean de amor o de amistad; además de la soledad y la angustia existencial.
La escritora no deja títere con cabeza y pone de manifiesto cómo la violencia es algo estructural que emana de la propia cultura, pero lejos de romantizarla, se rebela contra ella. Lucía es consciente de todo lo que ha sufrido y de todo lo que ha sido testigo, pero también sabe que lo que ha llegado a ser y a hacer de todo ello ha sido por ella misma y no debido a las situaciones traumáticas que ha tenido que enfrentar a lo largo de su vida. Esto, junto a un simbolismo potente sobre el miedo como herencia, cómo este acecha constantemente, roe por dentro a quien lo sufre, está siempre presente pero no siempre sabemos verlo o identificarlo, es quizás lo que hace de sensación térmica una novela necesaria y diferente. La literatura ha sido un gran vehículo para visibilizar diferentes situaciones de violencia, dejando a los lectores grandes heroínas empoderadas pero López presenta un personaje mucho más cercano a la realidad con sus claros y oscuros, una víctima que aunque elige relacionarse de otra forma, a pesar de los modelos con los que ha crecido, es consciente de lo bien enraizada que puede llegar a estar la violencia, y que la línea entre víctima y verdugo a veces puede resultar demasiado fina y borrosa.
Una historia que pide leerse de forma espaciada, a pequeños sorbos, con mucho que digerir y mucho sobre lo que reflexionar.