Ultraviolencia en la Alemania derrotada. «El Capitán»

por Ene 13, 2019

Ultraviolencia en la Alemania derrotada. «El Capitán»

por

El Capitán

Dirección: Robert Schwentke

Reparto: Max Hubacher, Milan Peschel, Frderick Lau, Waldemar Kobus, Alexander Fehling

Duración: 119 minutos

Si hay un tema manido en la historia del cine, ese es la Segunda Guerra Mundial. Prácticamente desde el fin del conflicto, salen cada año películas europeas, americanas y rusas rememorando los ya bien sabidos sucesos que acaecieron entre 1939 y 1945. Pese a que la gran mayoría de filmes suelen abordar el conflicto desde una perspectiva historicista  —es decir, con el fin de crear o aliarse con un discurso histórico sobre lo que ocurrió—, en raras ocasiones nos lo encontramos como un mero escenario para reflexiones filosóficas más profundas. Este es el caso de El Capitán (Der Hauptmann), dirigida por Robert Schwentke. Este largometraje alemán en blanco y negro se concibe como la biografía del soldado alemán Willi Herold, quien, habiendo desertado del ejército nazi, se hizo pasar por capitán de la Wehrmacht y acabó dirigiendo un campo de concentración en el que, irónicamente, acabó asesinando a cientos de otros soldados desertores. Con una dirección de fotografía muy trabajada —llevada a cabo por Florian Ballhaus—, el film es una propuesta de gran interés tanto técnica como temáticamente.

La historia comienza con un Herold corriendo por el bosque siendo perseguido por un pelotón de soldados alemanes. Habiendo pasado una noche a la intemperie, Herold encuentra un coche abandonado con un uniforme de capitán y alimentos frescos. Tras intercambiar su uniforme, otro soldado, que presumimos desertor, se le une y se convierte en su chófer. Así, irán por pueblos y granjas engañando a la población para conseguir refugio. Herold acaba arrastrando a un gran número de soldados desertores arrepentidos que se unen a su mentira y eventualmente acaba dirigiendo un campo de concentración, en el cual ejecuta a cientos de prisioneros. Finalmente, y tras un bombardeo aliado del campo, Herold y los supervivientes asaltan un pequeño pueblo, dándose al hedonismo hasta que son detenidos por el propio ejército nazi. Pese a las premisas biográficas del film, el cual efectivamente narra la experiencia del Herold real, la cinta nos presenta unos personajes satíricos que encarnan una caricatura de la violencia y el odio inherente al ser humano. Si bien estamos acostumbrados a la representación del nazismo como la epítome del mal, Schwentke focaliza su atención en el caos resultante al descontrolarse la deshumanización del individuo asentada por el nacional-socialismo, un sentimiento que enlaza con nihilismo nietzcheano tan presente en la tradición filmográfica alemana. Los personajes de Schwentke son, en este sentido, una recreación hiperagresiva de los protagonistas megalómanos y sin escrúpulos de las obras de Werner Herzog o Rainer Wender Fassbinder, algo que puede verse ya en cartel de la película, el cual muestra a Herold en un coche oficial averiado arrastrado por sus subordinados.

La cinta también merece una reflexión sobre su dirección fotográfica (la cual tuvo una mención especial en el festival de San Sebastián de 2018). La fotografía  desaturada de Ballhaus nos retrotrae a los planos y escenas de grandes directores de fotografía como Robby Müller —conocido por su fotografía en películas de Jim Jarmusch como Dead Man (1995)— o Gunnar Fischer, director de fotografía de películas de Ingmar Bergman como El séptimo sello (1957). En El Capitán Ballhaus consigue mostrar la violencia irracional impuesta en el film con extraños binomios altamente opuestos, haciendo a la audiencia ver tanto la evisceración de las pobres víctimas de Herold como las expresiones y psicología interna de su banda al cometer sus crímenes. Así pues, El capitán se convierte en una de las grandes sorpresas de este año, pues no solo contiene un acercamiento alternativo a un género tan gastado y replicado como el cine bélico centrado en la Segunda Guerra Mundial, sino que además nos proporciona una narrativa intensa y compleja, con una estética más propia del mundo de las bellas artes audiovisuales. Con estos ingredientes, no es de extrañar la gran cantidad de nominaciones y premios que ha recibido la cinta, con nominaciones y premios en el Deutscher Filmpreis, el Festival de cinéma européen des Arcs y el Festival de cine europeo.