Luis Mateo Díez y José María Merino: narradores incansables, narradores inolvidables. Dos vidas dedicadas a la Literatura

por Ago 1, 2019

Luis Mateo Díez y José María Merino: narradores incansables, narradores inolvidables. Dos vidas dedicadas a la Literatura

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Hablar de Luis Mateo Díez (Villalvino, 1942) y de José María Merino (La Coruña, 1941) es hacerlo sobre dos amigos compartiendo una pasión: la escritura. Criados los dos en León, forman parte del denominado grupo leonés, del que también participa Juan Pedro Aparicio (León, 1941). Los tres fueron discípulos de Sabino Ordás, una tutela con trampa, pues este nombre pertenecía al apócrifo creado por los tres jóvenes, que le dotaron de una identidad tan bien construida que llegó a pasar durante bastantes años por real. Incluso fue el prologuista de algunos de los títulos firmados por Aparicio, Díez y Merino. Ordás es conocido por la publicación de una serie de textos en el diario Pueblo. En estos ensayos, englobados años después en una antología titulada Las cenizas del Fénix, se defendía la necesidad de novelar tomando de nuevo la herencia de la tradición literaria española y volver hacia el placer de contar historias. De ahí que los componentes de este grupo sean reconocidos por su calidad de narradores.  

Centrando la mirada en Díez y Merino, es posible hablar de trayectorias muy similares: ambos empezaron escribiendo poesía en su juventud, si bien se trataba de textos con un gran componente narrativo, lo que les llevaría finalmente a dedicarse casi en exclusiva a la prosa. Estudiaron Derecho en Madrid, aunque Díez finalizó sus estudios en Oviedo, y ejercieron cargos públicos en diferentes instituciones. Además, los dos son miembros de la Real Academia Española —Díez desde el año 2000 y Merino desde 2008— y han sido galardonados con numerosos premios a lo largo de su carrera profesional, destacando, entre otros, el Premio Nacional de Narrativa concedido en 1987 y 2000 a Díez por La fuente de la edad La ruina del cielo y en 2013 a Merino por El río del Edén. Cabe destacar, también, la cantidad de celebraciones que han homenajeado sus figuras en los últimos años, pudiendo destacar de entre ellos el congreso El arte de contar, celebrado en 2016 en la Universidad de Alcalá y en la Saint Louis University, un homenaje a la trayectoria de ambos escritores en la que numerosos especialistas expusieron diferentes trabajos en torno a sus obras.  

Los títulos que entre los dos leoneses suman son numerosísimos, habiéndose dedicado tanto a la escritura de novelas como a desarrollar los géneros breves e hiperbreves. No extraña que hayan sido reconocidos como dos de los grandes exponentes de la narrativa breve en lengua española. A esto hay que sumar, también, la escritura de ensayos —algunos de ellos firmados bajo el apócrifo de Sabino Ordás—, colaboraciones en prensa y en numerosos actos que han llegado a ser recopilados en volúmenes, habiéndose publicado el pasado año Fulgores de ficción. Palabras, miradas, lecturas (2017) de Merino. La actividad de ambos escritores no ha descendido y, en los últimos años, podemos contar con numerosas obras firmadas por cada uno de ellos.  

Díez ha publicado Vicisitudes (2017), un título que habla mucho de su contenido, pero también de la recurrencia de este autor por tratar los temas cotidianos. En los 85 capítulos, Díez regresa a Celamaun espacio mítico que coincide en forma y circunstancias con la geografía leonesa que el narrador tan bien conoce y que invita a la incursión, de nuevo, en la vida de sus lugareños. Una vez más, es posible acercarse a las calles de esas poblaciones, algunas envueltas en un aura de ilusión, y es posible sentirse implicado en las mismas, como verdaderos participantes de las historias. Además, el carácter breve y, en ocasiones, inconcluso de las mismas excita la imaginación del lector. Díez sorprendió a crítica y público con este ejercicio de creatividad, pues, divididos en tres partes, encontramos 85 capítulos independientes, 85 historias que comparten topografía; pero entre las que podría, o no, existir una relación más allá de la espacial.  

Pero el regreso a El reino de Celama no concluye en este título pues El hijo de las cosas (2018) se desarrolla en este mismo entorno, en el que se presenta la historia de dos hermanas dedicadas al cuidado del menor de la familia, un rufián egoísta que sobrevive gracias al martirio de las dos mujeres. Una novela que roza lo maravilloso, pues el uso de la literalidad de los términos nos presenta gente perdiendo la cabeza y cómicos accidentes de tráfico que ni a los propios implicados parece preocupar. En estas páginas, Díez recuperará uno de sus motivos más recurrentes: el mendigo, que le lleva acompañando desde mucho antes de que empezara a narrar.  

Merino también ha recuperado, en estos años, otro elemento de su narrativa. No ha sido el espacio, como Díez, sino a uno de sus personajes fundamentales, que ha llegado a ser considerado como su alter ego: el profesor Souto. Así, se ha publicado Aventuras e invenciones del profesor Souto (2018), el último título del autor, en el que ha recopilado cuentos, microcuentos e, incluso, una novela corta protagonizadas por este personaje. El volumen se compone de una antología de textos ya publicados, pero también contiene algunos inéditos, imprescindibles para los seguidores de las desventuras de este pintoresco personaje. El lingüista Eduardo Souto llegó a la narrativa de Merino en 1990 en el cuento titulado «Las palabras del mundo y, desde entonces, ha sido protagonista de diferentes relatos que, según ha reconocido en numerosas ocasiones el autor, el mismo Souto ha pedido protagonizar. La relación entre autor y personaje es tan cercana, que este último le ha hecho llegar una serie de textos escritos de su puño y letra para ser publicados en esta recopilación, llevada a cabo con la ayuda de su editora, Ángeles Encinar, y que fueron englobados en la segunda parte del volumen bajo el epígrafe de Invenciones. No podemos mencionar este título sin dedicarle también unas palabras a la fiel compañera de Souto, Celina, que completa el arquetipo quijotesco de esta carismática figura.  

El interés de Merino por la historia y sus protagonistas también ha dejado huella en sus últimas publicaciones. En Musa décima (2016), recupera a Oliva Sabuco de Nantes, autora de la Nueva filosofía de la naturaleza del hombre (1587). Con los juegos metaliterarios que tanto gustan al autor, esta historia no es presentada con ella como protagonista directa, sino a través de Berta, una mujer que decide recomponer la biografía de la filósofa como último deseo antes de fallecer. Con este propósito, Merino pone de relieve otro de sus motivos fundamentales: el poder de la escritura para fijar y recomponer la memoria.  

No se puede terminar este recorrido sin mencionar El arte de contar (2018). La antología de ensayos fue recopilada por Ángeles Encinar y Ana Casas tras el congreso mencionado anteriormente y es una pequeña muestra del interés que estos autores despiertan en la comunidad investigadora y de la repercusión que sus obras tienen para la literatura española contemporánea.  

No cabe duda de que Luis Mateo Díez y José María Merino son dos narradores profesionales a los que es necesario acercarse, al menos, una vez en la vida. Aunque hay que reconocer que es difícil no sentirse atrapado por su poderosa narrativa, por lo que esta aproximación será el desencadenante de muchas y ricas lecturas. Si, además, existe la posibilidad de oírles hablar, es un acto de recomendada asistencia, la profundidad de sus voces y la calidad de sus palabras envuelven al auditorio. Los dos autores componen una literatura que se puede definir como contemporánea, innovadora y de actualidad, pero que, además, recoge ecos del pasado —reciente y lejano— que nos hablan de nuestra historia y de nuestros paisajes, que penetra en la cotidianidad para mostrar diferentes vidas y que experimenta con los límites de la realidad, al traer contenidos fantásticos y maravillosos; pero que, sobre todo, reflexiona sobre quiénes somos. Dos trayectorias profesionales intachables y reconocidas a las que se hace imprescindible recurrir.  

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