Muerte a los hipócritas. “La hora de los hipócritas”, de Petros Márkaris

por Jul 10, 2020

Muerte a los hipócritas. “La hora de los hipócritas”, de Petros Márkaris

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Petros Márkaris, La hora de los hipócritas

Traducción de Ersi Marina Samará Spiliotopulu

Barcelona, Tusquets

352 páginas, 19 euros

Las novelas de Petros Márkaris (Estambul, 1937) de la serie del comisionado Jaritos han permitido que la vida cotidiana en Atenas continúe antes y durante la dura crisis económica que viene sufriendo el país. Hemos leído cómo el protagonista de la serie dejó de usar el vehículo de la policía porque no quedaba gasolina y cómo su esposa, la inefable Adrianí, hizo milagros para poner platos atractivos en la mesa todos los días.

Ahora la crisis ha terminado. ¿O no? Porque de la lectura de La hora de los hipócritas (Tusquets, 2020) parece que el desempleo se ha reducido en el país, pero muchos de los trabajos no dan para vivir con un mínimo de dignidad. Por suerte para Jaritos, este no es el caso que debe resolver. La novela comienza cuando el policía se convierte en abuelo y la familia está feliz con su nuevo miembro. En el trabajo, tiene que enfrentarse a un caso extraño: un conocido empresario, famoso por haber creado una fundación que entrena y emplea a jóvenes, muere asesinado. Alguien coloca una bomba en su automóvil y luego envía una declaración escrita a mano en hermosa caligrafía y firmada por el Ejército Nacional de Idiotas.

Ni Jaritos ni ningún otro agente de la policía griega han visto algo así. Su desorientación es absoluta, y lo es aún más cuando días después, el director de la oficina de estadística, un funcionario oscuro, muere de la misma manera. La historia está descifrando no solo la trama criminal, sino la realidad social de Grecia, el cansancio de sus ciudadanos, la corrupción imperante, el enorme desequilibrio social. Mientras tanto, el abuelo Jaritos recibe buenas noticias: será ascendido. Este contraste entre su celebración del éxito laboral y la muerte de cada vez más “inocentes” abarcará desde el comienzo hasta el final de la novela, convirtiéndose en uno de los ejes centrales de la misma.

Esta trama le permite al autor abordar ciertos temas con un ligero compromiso social, distinguiendo entre esos grandes tiburones que “se sientan tranquilamente en su despacho porque saben que difícilmente les van a quitar su sillón” y los peces pequeños que “intentan ahogar en conversaciones su inquietud por el futuro”. De esta manera introduce algunas reflexiones sobre las grandes diferencias que la crisis ha creado entre los distintos habitantes de su país: “antes pelábamos para que los pobres pudieran vivir mejor. Ahora los pobres se pelean entre sí por un sueldo de trescientos euros.”

Márkaris profundiza de esta manera en la figura de aquellos empresarios que, a pesar de tener una fachada impecable y cara de no haber roto un plato, ocultan algunos secretos que rara vez se desvelan, ya que “los intachables son aquellos que saben ocultar bien sus imperfecciones”.

Parece que los viajes del comisario Jaritos le sirven al autor de la novela para diseñar poco a poco una especie de callejero de su ciudad, Atenas, en la que siempre va a estar ese elemento sin el que parece que no se puede imaginar la ciudad: el tráfico. Este aspecto ya lo destacó en su notable guía turística Próxima estación, Atenas (Tusquets, 2018), y que parece que se ha convertido en un elemento indispensable en sus novelas.

No se puede decir que estemos ante una novela negra que contiene grandes giros narrativos que el lector no pueda predecir. Si hubiese que destacar algo de esta publicación sería precisamente ese posicionamiento a favor de esos asesinos que “se ganan los aplausos de una gran parte de la gente que lo está pasando muy mal”, aunque ese final tan precipitado no les haga justicia.

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