Nuevas normas. “Pandemia. La Covid-19 estremece al mundo”, de Slajov Žižek
Nuevas normas. “Pandemia. La Covid-19 estremece al mundo”, de Slajov Žižek
Pandemia. La Covid-19 estremece al mundo, Slajov Žižek
Anagrama
145 páginas, 9,90 euros

La expresión “nueva normalidad”, que no deja de sonar en España, a veces con cierto tono irónico, puede implicar una paradoja. Por un lado, una normalidad se define por la existencia de reglas y por su cumplimiento. Desde este punto de vista, no hay nada contradictorio en el estado en el que ha entrado el país: se ha impuesto una nueva forma de coexistir, dictada por las autoridades y determinada por la presencia del Covid-19. Sin embargo, lo común, al hablar de una “normalidad”, es pensar en una manera continuada de hacer las cosas. En otras palabras, la vida es “normal” en tanto que no altera su manera común de ser. Es aquí donde surge la paradoja: desde esta perspectiva, la idea de una normalidad novedosa es una clara contradicción. Para Slajov Žižek (Liubliana, 1949) esto sería solo un síntoma de algo más profundo. Tras la crisis que ha enfrentado y sigue enfrentando occidente y buena parte del mundo, es imposible que se vuelva al estado previo. Esta es la tesis que sostiene en su último libro, editado por Anagrama: Pandemia. La Covid-19 estremece al mundo.
Las opiniones del filósofo sobre los efectos del virus llevan tiempo haciendo ruido en internet, a través de sus artículos de opinión —el más conocido puede encontrarse en la compilación Sopa de Wuhan (2020)—. Las reflexiones del pensador apuntan, en todo momento, a cómo la crisis ha sacado a relucir las fallas estructurales del sistema que impera en occidente, del capitalismo. Luego, parece abrirse una fisura a través de la cual se podría escapar hacia una nueva forma de entender y administrar nuestras sociedades. La vía que propone Žižek es el comunismo, como será evidente para quienes conozcan sus libros. Es importante no confundir esta postura por un optimismo: nada garantiza que la crisis lleve a un quiebre definitivo del capitalismo e, incluso si esto ocurriera, tampoco es seguro que el nuevo sistema fuera beneficioso. Como mucho, lo que ha surgido este año es la posibilidad del cambio.
El filósofo plantea una mirada crítica. Este discurso está reforzado por la manera en que el Covid-19 ha sacado a relucir las debilidades de los sistemas actuales. Luego, es importante dividir el argumento formulado en Pandemia en dos partes: el cuestionamiento al mundo occidental y a sus economías, por un lado, y la resolución que se propone a esos problemas, por otro.
Sin duda, la primera sería la parte fuerte del texto. Žižek se ha convertido en una de las voces críticas más prominentes de los últimos tiempos. Su figura posee una popularidad que, en los círculos intelectuales, podría igualarlo a una estrella pop. Esto no busca rebajar sus ideas. Por el contrario, en buena medida, su éxito se debe a la agudeza de su pensamiento y a lo acertado de sus ideas, siempre cargadas de un importante nivel de controversia. Pandemia puede leerse como una introducción a estas ideas. Varios de los planteamientos que encontramos en el libro son reformulaciones de cuestiones que el filósofo ya ha discutido en el pasado: la invisibilización que hace cierto progresismo de la lucha de clases; la efectividad de los aparatos ideológicos para crear una pequeña burguesía que permanece ciega a sus contradicciones; las carencias evidentes que experimentamos en un mundo que se define desde el capital, los lujos y las redes sociales.
Asimismo, Žižek no duda en confrontar las ideas de otros filósofos y pensadores. Por ejemplo, debate la idea que propone Byung Chul-Han sobre la “sociedad del cansancio”, en tanto que el coreano parece centrarse en una parte de la sociedad e ignorar a la clase obrera, que sigue estando oprimida por las estructuras tradicionales de explotación capitalista. En esta línea, tampoco duda en confrontar a Giorgio Agamben, quien se ha mostrado escéptico frente a las medidas tomadas por el Covid-19: para el autor de Pandemia, ignorar los riesgos de la enfermedad es grave error.
Es en este punto donde la crisis producto del coronavirus cobra relevancia en el pensamiento de Žižek. Primero, porque saca a relucir, como ya hemos dicho, las carencias del sistema contemporáneo. Sin ir muy lejos, el colapso del sistema de salud en el momento que más se le necesitaba es prueba de que se ha sido negligente con uno de los aspectos fundamentales de la sociedad. En este sentido, la falta de coordinación entre los Estados Unidos, y las consecuencias que ha traído para los enfermos, es la prueba de cómo este sistema adolece de fallas estructurales que son intrínsecas a su esencia. Dicho de otro modo, el cambio de sistema se muestra como necesario.
De estos puntos, y otros, se concluye que las regulaciones del estado, que han despertado la suspicacia de más de un pensador, son necesarias y beneficiosas. Para Žižek, los problemas se encuentran en cómo se han desplegado las regulaciones y no en la idea misma de implementar regulaciones. Él propone un “Comunismo del desastre” para remediar la crisis producida por el “Capitalismo del desastre”: “El Estado no solo debería asumir un papel mucho más activo, reorganizando la fabricación de los productos más necesarios, como mascarillas, kits de pruebas y respiradores, requisando hoteles y otros complejos vacacionales, garantizando un mínimo de supervivencia a todos los desempleados, etc., sino hacer todo esto abandonando los mecanismos del mercado”. El razonamiento que sigue busca reforzar esta idea: hay quienes han perdido su trabajo por cuestiones ajenas a su voluntad, por el virus, en este caso, y no es probable que lo recuperen en un futuro próximo; el destino de estas personas, su subsistencia, no debería dejarse en manos de las caprichosas leyes del mercado.
Este aspecto de la tesis de Žižek sería la segunda parte que mencionamos previamente: su propuesta frente a la crisis. La idea central es que el Estado debe ayudar a generar una sociedad capaz de responder de forma efectiva al próximo quiebre, que no tardará en llegar. No solo, necesita ser capaz de solventar los problemas producto de la pandemia actual. Desde el punto de vista del filósofo, solo el comunismo, entendido como un sistema estructurado que trabaja para garantizar la vida de quienes forman la sociedad, podría afrontar este desafío.
La prosa de Žižek es efectiva, entre otras cosas, por su coloquialidad. Es capaz de transmitir conceptos abstractos y complejos de forma llana y accesible. Es aquí donde un lector especializado puede encontrarse en conflicto: que un ensayo filosófico que cita Wikipedia para hablar de otro autor no deja de resultar sospechoso. Aún así, el libro propone una mirada crítica sobre una situación que sigue afectando al mundo. Incluso si se reniega de las ideas propuestas, el texto obliga a confrontar las carencias que definen a occidente. Más importante, la postura crítica de Pandemia, incluso si la propuesta no convence a todos, no deja de ser acertada y, por tanto, este volumen se muestra como una lectura necesaria para quienes quieran dar sentido al caos que atravesamos como sociedad.