Un caso más para Viassolo. “Igual que ayer”, de Eduard Palomares
Un caso más para Viassolo. “Igual que ayer”, de Eduard Palomares
Eduard Palomares, Igual que ayer
Barcelona, Libros del Asteroide
320 páginas, 19,95 euros

Un nuevo caso del joven aprendiz de detective Jordi Viassolo ha llegado a manos de los lectores. Tras su primera aparición en No cerramos en agosto (2019), regresa ahora en Igual que ayer (2022), una novela negra en la que su autor, Eduard Palomares (Barcelona, 1980), periodista y reciente escritor, viene a confirmar que se trata de un personaje con un largo recorrido por delante y con claros referentes literarios del género, como Manuel Vázquez Montalbán y Leonardo Padura.
Como ocurrió en la primera aventura de Viassolo, esta nueva historia se ambienta en la Barcelona actual para presentar sus claroscuros. El verano está próximo a llegar y el protagonista, tras su incursión inicial en el ambiente detectivesco, se encuentra trabajando como camarero de eventos a la espera de que Private Eye, la agencia con la que estuvo colaborando hace meses, lo llame y recurra a sus servicios. Después de servir una noche en una cena organizada en el Observatori Fabra, en el Tibidabo, dos acontecimientos mantendrán ocupado al veinteañero a lo largo de las más de trescientas páginas que conforman la obra: la investigación de la muerte supuestamente accidental de Mike Comabella, conocido aspirante a la alcaldía de la ciudad, y su infiltración en una asociación vecinal del Raval que lucha y se moviliza en contra de la especulación inmobiliaria y los narcopisos que abundan en el barrio. Entre tanto, Viassolo hará frente a las dificultades y alegrías derivadas de la convivencia con sus amigos Samu, Pol y Berni, de su relación sentimental con Mireia y de sus dudas con respecto a Layla.
De nuevo, el joven protagonista comparte peso con un personaje que genera incertidumbre y cariño a partes casi iguales: Recasens, un viejo sabueso que rehúye implicarse emocionalmente con su compañero y que, a fuerza de años y aventuras, tiene contactos en buena parte de la ciudad. La trama en la que se narran las andanzas de Viassolo, de hecho, queda dividida en dos partes en cuya mitad se inserta una vieja historia del experimentado y esquivo detective que lo ayuda a ratos y que le sirve como ejemplo y, en parte, como modelo a intentar imitar. Otros personajes ya presentados en No cerramos en agosto, aunque de forma más fugaz, aparecen en Igual que ayer, como Marina del Duque, máxima responsable de Private Eye, o el policía Dani Parera. Además de los contrastes entre las clases alta y baja de la sociedad, y de sus barrios y formas de actuar, vuelven a ser habituales las descripciones de bares y restaurantes en los que el protagonista hace paradas técnicas y riega sus sospechas con cerveza o incluso mojitos, con boquerones, ensaladilla o pulpo a feira como acompañamiento. Esta novela negra se convierte en un instrumento de crítica social que refleja la realidad a la que se ven sometidos cada día los habitantes de Barcelona y, en especial, retrata el sórdido ambiente de drogadicción en el que Viassolo se ve obligado a infiltrarse y que, sin embargo, no es para nada nuevo, como demuestra la historia de su colega Recasens. Se aprecian en la novela algunas dudas que, si bien no quedan resueltas, podrían abordarse en profundidad en siguientes entregas de la que ya puede considerarse una serie literaria. No obstante, la sencillez del lenguaje, la riqueza de los personajes y las intrigas dibujadas por Palomares invitan a los lectores a continuar pendientes de Viassolo y de sus deseos de dedicarse a una profesión peligrosa a la par que excitante: ser detective en la ciudad negra.