Un deber de recepción. “La mañana imaginada”, de María Auxiliadora Álvarez

por Jun 8, 2022

Un deber de recepción. “La mañana imaginada”, de María Auxiliadora Álvarez

por

María Auxiliadora Álvarez, La mañana imaginada. Antología poética (2021-1978)  

Valencia, Pretextos

286 páginas, 23 euros

Alfredo Chacón (Venezuela, 1973) definió el panorama literario de la Venezuela de los años ochenta y noventa como una vorágine “de proliferación y diversidad”. En ese tiempo en que la estructura estatal algo se preocupaba por la creación artística, se constituye el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, donde María Auxiliadora Álvarez (Venezuela, 1956) junto con otras compañeras como Patricia Guzmán, Maritza Jiménez o Sonia González comenzaron a encontrar su espacio en una industria editorial que aún se desperezaba. Sus primeros pasos vinieron de la mano de Luis Alberto Crespo (Venezuela, 1941); en el CELARG, el autor ya venerado atendía curioso a esa “solitaria labor de desmantelamiento esencial” que constituía para él la labor poética de Álvarez. El desmantelamiento que proponía Crespo en los noventa ha dejado, con el paso de las décadas, un marcado camino hacia lo absoluto en una poesía cada vez más consciente de su reflexión metaliteraria, el diálogo interior y el enfrentamiento a la inminente sombra de la soledad.

Hace justo ahora un año —casi treinta después de la publicación de Cuerpo, el primer poemario de Álvarez— se publica en Pretextos La mañana imaginada. Esta necesaria antología ensambla no solo poemarios inéditos, sino que también publica la gran mayoría de obras de la autora por primera vez en España. Juan Carlos Abril (España, 1974), artífice de la edición, nos coloca ya en el prólogo ante esa poesía “que no surge de lo obvio” y con la que “se sortea ese no lugar al que estamos abocados”. Los poemarios se muestran en orden inverso al cronológico, como una fina línea que poco a poco se va ramificando hasta constituir un bosque temático siempre en torno a pilares casi obsesivos: la familia —lejos de toda familiaridad, no son lo mismo— y el lenguaje como método de supervivencia, ligado siempre a la soledad y a la memoria, enfermedad y antídoto de la poesía de la venezolana.

Sin embargo, si nos acercamos a la escasa bibliografía académica que ha generado la autora, vemos cómo los análisis proponen otros temas como los principales: Álvarez parece centrada en el cuerpo y la maternidad. Es cierto que ese es el núcleo de Cuerpo, su primer poemario, que le dio el premio Fundarte de Poesía, y que hizo que se contara entre las únicas diez mujeres de la venerada recopilación de la poesía de la segunda mitad del s. XX Las ínsulas extrañas.  Pero la propia autora se desmarcó de esta línea años después, abogando por una poesía más general y existencial, tratando “el odio, la muerte, las circunstancias”. “La condición humana pasa por tantas formas diferentes de sufrimiento que enfocarse solo en una desenfoca todas las demás”, explicó la escritora en la revista Otra.

Después del boom de Cuerpo, toda referencia a Álvarez parece desaparecer en el panorama editorial y crítico de nuestro país, hasta la publicación de la obra que aquí nos ocupa —debemos exceptuar un breve destello en 2016, con la publicación de Piedra en :U:—. Así, María Auxiliadora Álvarez se suma a la interminable lista de autoras cuyo estudio por las disciplinas literarias no ha sido debidamente abordado. Poetas que se alejan de lo canónicamente femenino, y que pierden interés para la crítica tras haber abandonado su supuesto espacio natural. El castigo, supongo, de haber jugado a la Poesía masculina (como ironiza y reta el último título de Luna Miguel).

No es útil enarbolar inclusiones forzosas —dice Álvarez en Las regiones del frío que “el esfuerzo de existir por obligación funda espejos imaginados”—, pero debemos señalar las invisibilizaciones. Esa existencia por derecho y no por obligación parece que va llegando a algunas autoras latinoamericanas en el año del Cervantes a Peri Rossi. Sin embargo, queda aún mucho por hacer: los lectores y la industria no siempre viajan en paralelo, y la única forma de valorar si esta poesía merece más espacio es leyéndola. Así que leamos, leamos mucho y valoremos “:LA MEMORIA: / la única / materia / por la que / has vivido / o vives”.

¿Te ha gustado el artículo? Puedes ayudarnos a hacer crecer la revista compartiéndolo en redes sociales.

También puedes suscribirte para que te avisemos de los nuevos artículos publicados.