Capa sobre capa. “Los montes antiguos”, de Enrique Andrés Ruiz

por Dic 13, 2021

Capa sobre capa. “Los montes antiguos”, de Enrique Andrés Ruiz

por

Enrique Andrés Ruiz, Los montes antiguos

Cáceres, Periférica

296 páginas, 19,90 euros

En Los montes antiguos (2021) se da voz, a través de un narrador en primera persona, a los propios montes, a la naturaleza que resiste, capa sobre capa, las inclemencias del tiempo, el peso de los animales y del paso de los años, la acción ejercida sobre ella por la mano del hombre riego, fuego, siega… en un continuo y cíclico avance de las estaciones. El monte cobra protagonismo como testigo mudo de la vida, de los hombres que aran los campos, de quienes difícilmente entienden su mundo lejos de ese entorno rural que los ha visto nacer y que, como desean, tal vez los vea morir.

Enrique Andrés Ruiz (Soria, 1961) estructura un relato apegado a la tierra y lo divide en cinco partes que, con sus respectivos capítulos, trazan una suerte de retrato del propio lugar —el soriano monte Valonsandero y sus alrededores— y de algunos de los personajes que lo poblaron y cuya memoria pervive a través de la escritura del narrador, Miguel de Marco Mugarza. Su nombre, en realidad, poco importa y, de hecho, solo aparece una vez a lo largo de las casi trescientas páginas que conforman la novela. Destaca, por el contrario, su labor como cronista de una época y de una geografía apenas recordada por la sociedad actual, la de la España rural que parece haber quedado relegada a mera postal, a conversación anecdótica y que, sin embargo, permanece en silencio a la espera de nuevos pobladores. Hay mucho que hacer, la tierra no se cuida sola y peligros como los incendios durante el periodo estival acechan, idea recurrente a lo largo de la obra. Razones como esas suponen el motor que impulsa al narrador a adentrarse en labores como la siega y el regadío, o a la construcción de un pozo, y a, curiosamente, hacerlo llegando en taxi a la casa familiar. Las conversaciones con el taxista, Paco, también le sirven para reflexionar acerca de sus nuevas tareas y del papel que desempeñan forzosamente los hijos de los antiguos residentes de los montes. Reflexiones que se insertan en el libro entre las historias de personajes como Ramón Mateo, uno de los mejores amigos del padre ya fallecido; don José Gil y Bocos, viejo magistrado republicano y señor de La Girastera; Eugenio, el Tuerto; el amigo de Ángel, el Fugitivo, en el transcurso de los primeros días tras el inicio de la guerra civil; o Josillo, el pastor de Cidones. “Ocurre, sin embargo, que el pensamiento horada esa superficie pulida donde los reflejos destellan. El cristal se rompe. La vida y su escritura están llenas de esas celadas. Pozos de negatividad, de reflexión, de noche” (181). “La mecánica del corazón suele hacer pensar —e imaginar— que las cosas o las criaturas que mueren y las que nacen son las mismas. Ellas, su particularidad, no sus especies. Que mueren para nacer de nuevo. El final y el principio de la vida se tocan, sostenidos los dos por una promesa —un deseo—” (260). A pensamientos de carácter filosófico como estos se unen las referencias clásicas a las que alude el narrador, como las Geórgicas de Virgilio, que revisten el texto y se entremezclan con las andanzas de los personajes y las abundantes descripciones de los campos de Soria. Otros espacios tienen cabida, aunque de forma más breve, en la novela. Distintos personajes recorren así calles de las ciudades de Madrid y de Soria, “la capital más pequeña de España” (11), de la que se destaca, además, la relevancia de su Museo Numantino.

En la vigente línea de publicaciones literarias que reivindican la belleza de los pueblos y campos españoles sumada ineludiblemente a la necesidad de asistirlos y de no dejarlos de lado, a pesar de las prisas de la vida urbana, se enmarca a la perfección Los montes antiguos. Su autor ha configurado un relato plagado de imágenes de la naturaleza antigua que, también moderna aunque no lo recordemos habitualmente, resisten calladas el progresivo desarrollo de la humanidad.