Lo posible y lo imposible. “Sacrificios humanos”, de María Fernanda Ampuero
Lo posible y lo imposible. “Sacrificios humanos”, de María Fernanda Ampuero
María Fernanda Ampuero, Sacrificios humanos
Madrid, Páginas de espuma
140 páginas, 15 euros

Una historia de terror es, en todo momento, un reflejo del mundo que la produce. La literatura no-mimética, desde esta perspectiva, es un eco que amplifica los horrores de la realidad. Su lectura es, por tanto, bifronte. Por un lado, un texto de estas características crea un universo que, aunque análogo al del lector, se distancia de este, muestra disonancias que quiebran la armonía del orden cotidiano. Por otro, es una reflexión sobre lo que se considera normal y, más importante, revela las grietas de esa supuesta normalidad. Lo complejo de este tipo de narraciones está en el punto donde articulan estos dos aspectos. Sacrificios humanos, de María Fernanda Ampuero (Guayaquil, 1976), explora este punto de cruce. En los doce relatos que conforman el volumen, lo real y lo imposible se solapan. En algunos casos, ambas instancias conviven de forma inquietante. En otros, los elementos fantásticos sirven para demostrar cómo los verdaderos horrores conviven con nosotros, quienes leemos, en el mundo extratextual.
El primero de estos procedimientos lo encontramos en textos como “Elegidas”. En este, un grupo de chicas que se saben rechazadas por quienes las rodean acaban siendo las privilegiadas por un orden que escapa a la razón. De esta manera, aunque marginadas por la sociedad, saben que serán recompensadas. “Hermanita” también se alinea con esta forma de acercarse a lo fantástico, los personajes confrontan un aspecto oculto de lo real, un elemento que, fuera de la historia, sería imposible. También hay narraciones definidas por la ambigüedad. Brilla, dentro de este grupo, “Sacrificio”: una pareja está perdida en un centro comercial y el laberíntico orden que clasifica el parking parece diseñado para extraviarlos. Hacia las últimas páginas se insinúa que, quizá, las cosas no son lo que parecen y que los personajes están atrapados en una situación más problemática de lo que podían imaginar. Asimismo, el cuento inicial, “Biografía”, narra la desventura de una escritora que, desesperada, acepta un trabajo sospechoso. Las líneas entre la locura y la cordura acaban por desdibujarse. No solo es difícil saber si Alberto, el hombre que contrata a la protagonista, tiene problemas psicológicos o si está poseído por fuerzas inexplicables, tampoco se puede precisar si, en la conclusión del relato, intervienen elementos sobrenaturales.
Una de las virtudes del nuevo libro de Ampuero es cómo maneja las expectativas del lector. Las narraciones, con distintas estrategias según el caso, presentan formas análogas: se construyen en torno a un misterio, un hecho oculto que acaba por revelar el horror que subyace a la cotidianidad. Las historias de corte realista que conviven con las no-miméticas comparten esta estructura. Eso puede llevar al lector a intuir elementos imposibles en relatos que se enmarcan en un mundo semejante al real y en los que lo fantástico no tiene espacio. Sin embargo, el terror sigue presente. “Creyentes” es ejemplar en el manejo de estas expectativas. Tras la lectura del primer texto, y debido a la suspicacia de uno de los personajes, se anticipa un final fantástico. Pero, en este caso, lo real acaba por mostrar sus propios horrores. “Pietà” y “Lorena” siguen un procedimiento similar.
Al conjugar, en un mismo volumen, historias de corte no-mimético y otras realistas, así como algunas que se mueven en la ambigüedad, se muestra cómo la distancia que separa lo posible de lo imposible no es tan amplia. No solo, se revelan los vínculos que unen las historias fantásticas, a veces confundidas por escapistas, con los horrores que se ocultan en el mundo.
Sacrificios humanos es un libro de alta carga crítica. Los relatos reflexionan en torno a las disparidades de la sociedad, muestran cómo el mundo produce sus propios monstruos. En este sentido, la forma en que explora el lugar donde las historias de terror, aparentemente imposibles, articulan con lo real, cobra relevancia. Al moverse en ese límite difuso, busca inquietar al lector. No sugiere la posibilidad de los horrores propios del género fantástico, recuerda que estos conviven con nosotros, son resonancias originadas por el universo sórdido en el que todos vivimos.