Un arte del corazón. “Alegría” de Manuel Vilas

por Feb 3, 2020

Un arte del corazón. “Alegría” de Manuel Vilas

por

Alegría, Manuel Vilas

Barcelona, Planeta

360 páginas, 21,50 euros

Emprender la redacción de una reseña sobre Alegría de Manuel Vilas (Huesca, 1962) no es una tarea sencilla porque, según la opinión del narrador, si la literatura, o el arte en general, es uno de los actos humanos más vanidosos, resulta inevitable preguntarse cuánta vanidad hay en la labor de la crítica.

En efecto, la vanidad es uno de los temas tratados, o más bien atacados, en la novela que ha convertido a Vilas en finalista del Premio Planeta 2019. Los ataques a este concepto, en algunas ocasiones más evidentes que en otras, se llevan a cabo para defender la búsqueda de la alegría, eje central de la trama. Dicha búsqueda, en la que subyace una férrea crítica a la sociedad contemporánea, es el mayor propósito del innominado protagonista: un escritor de 56 años que narra su vida presente y pasada con el fin de que la alegría triunfe con la derrota del antagonista que le acompaña en todo momento. Tanto el propio Vilas como el protagonista de su novela se niegan a atribuir la etiqueta médica “depresión” a este personaje por considerarla demasiado limitada. Dada su mayor capacidad de abstracción, ellos prefieren la palabra “melancolía” para definirlo. No obstante, le otorgan un nombre propio para referirse a él, concretamente el del compositor Arnold Schönberg.

La lucha por el triunfo de la alegría se libra a través de las reflexiones que la contemplación de la vida concede al protagonista. Este las analiza a través de la escritura y las acaba vinculando a la vida de sus familiares y amigos que, como Arnold, también son rebautizados con nombres de célebres compositores. Son sus difuntos padres quienes más atención reciben porque su irremediable ausencia le empuja a cuestionarse constantemente su propia existencia. Para impedir este cuestionamiento, él intenta comunicarse con ellos, traerlos de vuelta a la vida a través del recuerdo porque considera que “la vida, en su significado más profundo, sólo se cumple con su recuerdo” (p. 309). Todo ello provoca que convierta a sus padres en los protagonistas de una novela en la que narra sus vidas y que, además de propiciar la comunicación paternofilial anhelada, permite el reencuentro entre el escritor y las personas que alguna vez formaron parte de la vida de sus progenitores, o de la suya, y que fueron absorbidos por el oscuro abismo del olvido.

Formalmente, la novela de Vilas articula lo comentado mediante una serie de dicotomías cuyas contradicciones colman de humanidad al protagonista y su discurso. No obstante, todas ellas acaban confluyendo en favor de la búsqueda o lucha de la alegría. Por un lado, se encuentra la dicotomía de la vida y la muerte: desde la primera el protagonista es capaz de evocar el pasado, pero el recuerdo de lo que ya no existe, de lo muerto, le incita al suicidio. Por otra parte, lo filosófico-trascendental en contraposición a lo nimio conformarían una segunda dicotomía. Algunas de las inclinaciones del protagonista, como su admiración por determinadas cuestiones materiales, banalizan su discurso filosófico, sin embargo, ello le sirve para iniciar muchas de sus trascendentales reflexiones. Por último, podría decirse que el protagonista se expresa con una demoledora sinceridad que, en ocasiones, oculta un brutal sarcasmo en el que se encuentra la crítica social que se mencionaba al principio.

Sea como sea, Alegría es, sobre todo, una novela que enseña a amar, es decir, a ser comprensivos, o misericordiosos, como diría el protagonista. Tanto es así, que Vilas transmite no solo que la esencia de la vida se encuentre en el recuerdo sino también que “la vida, la madurez, consiste en saber distinguir como la gente manifiesta su amor” (81). El amor, dulce sentimiento que en ocasiones puede tornarse amargo, es el cauce a través del cual Vilas demuestra que la alegría se encuentra en la confluencia de la dicotomía más relevante de la trama, aquella que relaciona lo placentero y lo doloroso.