La paradoja de lo inexistente, “El amor no existe”, Clara Mateos

por Jul 1, 2020

La paradoja de lo inexistente, “El amor no existe”, Clara Mateos

por

Clara Mateos, El amor no existe

Libro autoeditado, España

572 páginas, 14 euros

El amor, ese sentimiento que invita a todas las personas que aún no lo han sentido a sufrir sus delirios en compañía y consonancia con la que se supone que es su alma gemela, mientras que aquellos que ya han sido atravesados en más de una ocasión por la fecha del bastardo alado no vuelven a verlo ni a sentirlo de la misma manera. Ya sea por la cruz o por la cara, Clara Mateos (Madrid, 1998), nueva adepta en el mundo de la escritura muestra en este libro este bello farol al que muchos aspiran mediante la historia de un triángulo amoroso protagonizado por Helena, Lucas y Stefano. Además, es también la autora de la portada y las ilustraciones que el libro contiene. A partir de los personajes y de las relaciones que los enlazan se mostrará cómo algo que es representado por su pureza e inmortalidad puede llegar a convertirse en lo contrario, suponiendo un castigo semejante a un pacto con el diablo.

El libro se encuentra dividido en tres partes, siguiendo un esquema construido en base a un perspectivismo narrativo, por lo que no se puede decir que haya un solo protagonista. En todo caso, si buscamos un protagonista estaríamos hablando del sentimiento que nos atañe desde un principio, el amor; lo que resulta irónico si se tiene en cuenta que el objeto principal de la novela es mostrar su inexistencia. La historia se introduce por medio de Helena, quien es el motor de toda la acción. Este personaje se muestra como una chica con carácter a la que le falta valor para poder ser la sueña de su propia vida. Su relación con Lucas y Stefano muestra cómo su primer amor supuso una ruptura de su persona, convirtiéndola en alguien que es incapaz de volver a identificar sus propios sentimientos. Por otro lado, Lucas se muestra como un joven despreocupado y libertino que tiene todos los elementos para llevar una vida de en sueño. Sin embargo, su triste pasado ha transcendido a lo largo de los años convirtiéndolo en una persona desconfiada, egocéntrica y pueril. Y, por último, Stefano, el único de los tres ángulos del triángulo que se caracteriza por mostrar una compostura moderada y modesta en el tiempo, menos cuando finalmente se cuenta derrotado moral y emocionalmente. Cada uno de ellos se rige por una máxima por la que se comienza a descubrir sus verdaderas personalidad.

Esta planificación de la estructura permite un buen proceso de la narración en la que se dan giros argumentales y vueltas al pasado que están muy bien fundamentadas, siendo piezas clave para que toda la obra tenga un sentido propio y lógico. Sin embargo, hay ciertos aspectos que rompen con la historia y hacen de su lectura algo más pesado o menos creíble. Un ejemplo de ello es el propio perspectivismo que emplea la autora para escribir la novela. En las secciones del libro en las que un personaje protagoniza su parte todo su trasfondo sentimental y su personalidad quedan muy bien marcados, pero en las partes que corresponden a los otros dos protagonistas su influencia queda reducida al mínimo, haciendo que toda la estructuración del personaje que se ha llevado a cabo quede encasillada en un mero deseo como respuesta a un estímulo. El uso de las perspectivas narrativas tendría que repartir la información de cada personaje a lo largo de las tres partes, de forma que en aquellas que fuesen sus respectivas secciones se atenuara dicha información para dar un mayor perfil a la persona y conocer más sus pensamientos; no exponer la situación personal y sentimental de cada uno de ellos en solo un tramo del libro y que en el resto de la narración se adecuen ese retrato determinado. Además, en el libro se da un esquema repetitivo en el que se recuerda de forma constante toda la trama que ha transcurrido hasta el momento. Esto puede ser algo favorable para una novela de tales dimensiones, pero si se emplea de una forma comedida y bien repartida. Por el contrario, solo se consigue que el lector se canse de leer una y otra vez algo que ya se ha dicho posteriormente.

Sin embargo, y en cuanto al equilibrio de la novela, estas taras formales quedan muy bien sopesadas por el desarrollo del argumento. Un argumento que consigue captar la atención desde un principio y, aunque suene a cliché, hace mantenerse en todo momento en alerta porque nunca se sabe qué es lo siguiente que va a suceder. Todos los elementos temáticos están bien integrados en la historia, haciendo que ningún cabo quede suelto en su resolución. Se puede ver cómo Clara se arma de todo lo que puede para demostrar que este sentimiento tan afamado en realidad es la calabaza hecha carruaje, mediante unos personajes que son seres irracionales e irascibles que no respetan los sentimientos de los demás y que simplemente se guían por sus instintos y apetito propio. La desconfianza, los celos, la toxicidad, la falta de interés, los malos tratos, los abusos y la depresión son los elementos clave para convertir esta novela de amor en un desamor.

Como conclusión y consejo: si quieres encontrar el verdadero amor, adopta un perro.

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