Leer, ¿pa qué? “Manifiesto por la lectura”, de Irene Vallejo
Leer, ¿pa qué? “Manifiesto por la lectura”, de Irene Vallejo
Irene Vallejo, Manifiesto por la lectura
Madrid, Siruela
64 páginas, 7,95 euros

Dedicarse a navegar entre historias que no han existido nunca más que sobre la superficie de un papel es una pérdida de tiempo. Estas historias no fabrican vacunas, ni investigan enfermedades, ni producen alimentos, ni construyen edificios, ni aprueban leyes, ni ponen de acuerdo a políticos… ¿o sí? Quizás sí y aún no lo hemos descubierto. Desde niños nos insisten en la importancia de la lectura, en el colegio nos endosan un libro en las manos y allá te las apañes. Una niña de ocho años, curiosa y a la vez asustada ante ese gran artefacto que es el libro, piensa: “Leer, ¿pa qué?”. “Porque leer es importante”, le han dicho, “tú calla, calla y lee”. Y cuando llega a su casa después del colegio coge ese libro y empieza a leer… Apenas puede con un par de páginas, tiene miedo, hay algo de esas palabras que se le ha metido debajo de la piel. Sabe que nada de lo que le cuentan es real…, al menos eso le han dicho. No volverá a tocar ese libro, pero le intriga conocer lo que otros le contarán y, por primera vez en su vida, irá a una biblioteca y escogerá un libro con unas tapas prácticamente despegadas. Es una trama de detectives, sin duda promete. Cuando crezca puede que siga leyendo, lo más probable es que no, porque pierde el tiempo en algo que no le dará de comer. Pero Irene Vallejo, en este Manifiesto por la lectura, escrito a petición de la Federación de Gremios de Editores de España, rescata a esa niña que en un momento dejó de leer, nos rescata a todos, rescata a esa sociedad que alguna vez llegó a creer la mentira de que “Leer no sirve para nada”.
En este Manifiesto Irene Vallejo nos habla del poder de los libros y de la lectura como factor determinante no solo para el crecimiento individual de cada persona, sino también como elemento esencial para la construcción de una mejor sociedad, por tanto, para la evolución. Y una pregunta fundamental puede guiar nuestra reflexión: ¿Qué magia esconden estos artefactos de hojas y letras para tener el poder de atraparnos en su interior? La autora establece que la clave es la empatía, los libros y sus historias nos atrapan porque nos sentimos identificados con un argumento y con unos personajes. De modo que, si podemos vernos reflejados en el otro en la ficción, también lo haremos en la realidad. Así pues, la lectura favorece indudablemente la capacidad para comprender al prójimo, la empatía que anteriormente mencionábamos. Esto no sucede en la misma medida con los medios audiovisuales porque nos reducen a una posición de espectador, no nos dejan participar de una forma tan activa, por lo que el compromiso siempre será menor. Ahora bien, ¿qué función cumple entonces la lectura a nivel social? Sencillo, como señala Vallejo, “la lectura forma parte de la preparación necesaria para vivir en democracia”, es decir, entender la dimensión fuera del yo se traducirá, sin duda, en una mejor convivencia. Leer, y su correspondiente desarrollo de la empatía, favorecerá una realidad en la que los políticos son capaces de dialogar entre sí, y de atender y comprender al pueblo que gobiernan; también favorecerá que los ciudadanos luchen por sus intereses sin pisotearse unos a otros. Asimismo, nos convierte en mejores profesionales, en cualquier ámbito, porque al reconocernos en nuestros jefes y clientes, sabremos responder de una forma más precisa y adecuada a lo que nos demandan. En este punto, la lectura ya no solo es útil, sino que además es un auténtico factor económico, aumenta el valor del capital humano.
Tampoco hay que olvidar que los libros nos ayudan a comprendernos a nosotros mismos, por tanto, a comprender nuestro lugar dentro del mundo en el que vivimos. Muchas de las dificultades que podemos encontrar en nuestro día a día pueden venir dadas simplemente por la incapacidad para reconocer nuestros pensamientos, sentimientos o actuaciones. Los libros nos exponen todo esto mediante palabras y nos permiten mostrarnos al yo que no entendemos en un medio externo, lo que facilita vernos de una forma más objetiva. Igualmente, cabe decir que, de alguna forma, llevamos en el ADN una estrecha vinculación al libro. Somos la única especie que puede, pero sobre todo necesita, satisfacer sus deseos mediante la lectura, deseos que de otro modo se enquistarían en nuestro ser e impedirían nuestra supervivencia. Es más, podemos derribar las fronteras del tiempo y el espacio, incluso de la muerte, con palabras.
Este Manifiesto no es solo una argumentación en pro de la lectura, sino que son sesenta y cuatro páginas de belleza, de una belleza que manifiesta la esencia más profunda del ser humano, de una belleza que nunca hemos podido tocar tan de cerca. Irene Vallejo expone con detalle las razones por las que leer tiene un beneficio real en términos de funcionalidad, pero, a su vez, nos invita a desempolvar aquel libro que dejamos a medias, porque nunca tuvimos tiempo de terminarlo. Nos invita a reconciliarnos con la lectura, porque —y así concluye— “No puede desaparecer lo que nos salva”.
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