Oda al crimen clásico. “Lo que la marea esconde”, de María Oruña

por Jul 7, 2021

Oda al crimen clásico. “Lo que la marea esconde”, de María Oruña

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María Oruña, Lo que la marea esconde

Madrid, Destino

416 páginas, 20,90 euros

Con la que hasta ahora era su última novela, El bosque de los cuatro vientos (2020) —reseñada hace apenas unos meses en nuestra web—, María Oruña (Vigo, 1976) alcanzó espectaculares cifras de ventas. Sus obras anteriores también han sido muy exitosas a nivel comercial gracias a una cuidada combinación de misterio, un protagonista con fuerza propia y escenarios con tanto encanto como su Galicia natal y numerosos enclaves de la costa cántabra. “Cuando todos los planes se desmoronan, cuando se termina el amor y comprendes que ya nada será igual, comienzas un discreto viaje hacia el abismo. Es una caída imparable y silenciosa”. Así comienza Lo que la marea esconde, recientemente publicada y destinada a seguir los pasos de los títulos que la preceden en la trayectoria de la autora.

¿Cómo se comete un asesinato en un cuarto cerrado y con la víctima en soledad, sin posible autor a la vista? El motivo de “la habitación cerrada” en la que se ha producido un crimen aparentemente imposible comenzó a ser recurrente en la literatura de misterio a partir de mediados del siglo XIX y especialmente empleado en la literatura policial tan de moda en el siglo XX. En homenaje a esas obras, Oruña ha ideado uno de esos crímenes difíciles de resolver: Judith Pombo, empresaria y presidenta del Real Club de Tenis de Santander, ha muerto en extrañas circunstancias y su cuerpo aparece en el camarote cerrado de una antigua goleta recientemente restaurada. La teniente de la Guardia Civil Valentina Redondo, a quien los lectores ya conocen gracias a la serie de Los libros del Puerto Escondido —sobre la que ya hemos hablado ampliamente en Contrapunto—, se ocupa en esta ocasión de una investigación que la llevará a conocer a personajes de lo más variopinto a los que analizará muy de cerca: una secretaria metomentodo, una joven promesa del tenis en silla de ruedas, una bibliotecaria republicana, un italiano casado con una mujer mayor y rica, etc. Si bien el peso de la trama recae directamente sobre ella y su trabajo en famosos escenarios como el Palacio de la Magdalena, Redondo no está sola en el camino ya que cuenta con el apoyo de compañeros como el subteniente Sabadelle, el sargento Riveiro, o la forense Clara Múgica, nombres ya habituales en la narrativa de Oruña. Mención aparte merece Oliver Gordon, con quien la protagonista residía en Villa Marina y cuyo trabajo se entrelazará, sin pretenderlo, con la investigación policial.

Precedido de una cita literaria de grandes clásicos del género negro —en especial de títulos de la ingeniosa y prolífica autora Agatha Christie, o de Edgar Allan Poe—, cada capítulo de la novela muestra todos los pasos de Redondo, quien trata de impedir que su labor se vea afectada por los problemas de su vida personal. Como ha venido haciendo en sus textos hasta ahora, Oruña hace gala de una exhaustiva documentación a la hora de planificar los crímenes que pueblan las más de cuatrocientas páginas de la novela, lo que no impide que sea una lectura rápida y ligera, y ha logrado construir en ella un relato que mantiene la intriga y la tensión hasta el final. Al lector aficionado a este género literario le merecerá la pena adentrarse en la obra y descubrir lo que la marea esconde.

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