Nostalgia por volver a los lugares en los que fuimos felices. “Tiempo de llorar”, de María Luisa Elío
Nostalgia por volver a los lugares en los que fuimos felices. “Tiempo de llorar”, de María Luisa Elío
La catedrática Soledad Fox Maura, dedicada a investigar el exilio republicano en México, ha reunido bajo el título Tiempo de llorar la obra completa de María Luisa Elío (Pamplona, 1926-México, 2009). Esta escritora sufrió el exilio cuando tenía apenas 12 años, primero en París y ya en 1940 toda su familia se marchó a México que, aunque en ese momento todavía no lo sabía, sería su destino definitivo. La idea de volver constituye la temática principal de toda su obra, lo que nos recuerda a Ulises regresando a Ítaca. Sin embargo, cabría pensar en “volver a los recuerdos” como un tema universal, porque todos somos exiliados de la infancia.
La situación del exiliado conlleva marginación en el tiempo y en el espacio, pero en el caso de Elío esto se triplica. Vivió la guerra como testigo desde la perspectiva de la niñez, lo que dejó una fuerte marca en su vida y en su obra. Además, el exilio en México la alejó definitivamente de lo que había sido su hogar hasta los 12 años: Pamplona. Sumado a esto, cabría pensar en su condición de mujer, pues a pesar de su talento e importancia, no es tan conocida como los hombres de su generación.
En este libro se encuentran dos relatos, un guion cinematográfico y un cuaderno de apuntes con diez cuentos. En el primer relato, Voz de nadie, la narradora cuenta la terrible sensación de vacío que la inunda al encontrarse tan lejana de sus recuerdos y el dolor que ha supuesto el trauma de la guerra civil. La narración en primera persona se retrae hasta el comienzo de la guerra, recuerda a su padre escondido durante tres años, al principio le dijeron a la familia que había muerto, pero tres años después lo volvieron a ver en un pésimo estado físico y psicológico. Tuvieron que exiliarse a Francia y más tarde embarcaron a México, una situación repentina y muy desconcertante para las tres hermanas. A pesar del tiempo transcurrido desde que la autora escribe este relato, reconoce desde su presente que este dolor resulta difícil de colocar y asumir. A lo largo del relato aparecen distintas citas que se intercalan con la narración, igual que los recuerdos se entremezclan unos con otros.
El segundo relato, “Tiempo de llorar”, desarrolla la obsesión de Elío y de tantos que sufrieron la situación de exiliados: volver. Pero esta necesidad es una imposibilidad, porque “regresar es irse” y ella misma se da cuenta de que quiere volver a un lugar en el que ya no se hallan las cosas que ella recordaba. Relata en primera persona la vuelta a Pamplona con su hijo Diego, ella volviendo al lugar en el que fue feliz, su hijo conociendo este espacio por primera vez. Sus recuerdos se han convertido en piezas que ya no encajan entre sí. En esta nueva mirada de Pamplona, Elío siente que borra sus recuerdos y le quitan su propio pasado, así pasa a convertirse en un “yo sin nada”. Un yo que está dentro y fuera de ese lugar, sin pertenecer a México, ni a Pamplona, tan solo puede llamar hogar a su familia y amigos, estén donde estén.
La materia prima de Elío son sus recuerdos de infancia, a través de ellos crea su obra, como así lo hace con el guion cinematográfico. Su enorme valía artística no solo se limita a la literatura, sino que también despuntó en el cine y el teatro. De este modo, el guion cinematográfico que se recoge en su obra completa nos da muestra de su cuidado trabajo. Podemos ver una estrecha relación autobiográfica en la protagonista, una niña que vive en Pamplona cuando comienza la guerra y es testigo de la huida de un hombre condenado a morir, y el recuerdo real de la autora en su niñez, cuando vio por la ventana a un hombre que escapaba y más tarde fue capturado por los nacionales para matarlo. Es lógico que estos recuerdos se hayan clavado en la memoria de la autora, quien los utiliza en su obra para representar y reflejar su dolor.
En este sentido, su vida no solo ha marcado la temática de su obra, también ha influido en ella al crear una serie de cuentos en el cuaderno de apuntes que aparece en su obra completa. Este hecho fue motivado por la crianza de su hijo Diego, con él regresó en 1970 a Pamplona. Como madre se reinventa constantemente para cuidar y entretener a su niño, por el que se anima a escribir una serie de cuentos que tratan de calmar y enseñar.
A modo de conclusión, la obra reunida de Elío recupera la voz de una mujer llena de talento, no solo para la escritura, sino también para el cine. Elío transforma sus recuerdos en relatos, de este modo refleja el dolor que guarda en su interior al sentir un vacío tan cruel. El exilio supuso la marginación de miles de españoles que tuvieron que huir para salvar su vida de la represión, la cárcel o la muerte a la que les condenaba la victoria franquista; sumado a esto, la dictadura propició un olvido sobre ellos que llevaría a borrarlos de la historia. Remata este olvido su condición de mujer, pues, al igual que sus compañeras de generación, a pesar de su calidad literaria no ha tenido la misma repercusión que sus compañeros hombres. Por ello, el trabajo que realiza Fox Maura es fundamental para recuperar las voces que tuvieron que sufrir el exilio, especialmente estas voces femeninas que han sido doblemente olvidadas.
¿Te ha gustado el artículo? Puedes ayudarnos a hacer crecer la revista compartiéndolo en redes sociales.
También puedes suscribirte para que te avisemos de los nuevos artículos publicados.